domingo, 4 de octubre de 2009

Historias de Gambia (I)

“EN GAMBIA NO PASA NARA”

Amanecía en los cielos de Gambia cuando nuestro avión comenzaba a descender para tomar tierra en Banjul, su capital.

No pasa Nara3

A pesar de la temprana hora matutina, el aeropuerto ya estaba lleno de gente esperando nuestro avión.

HUCHA 1 Hucha 2

Cual sería mi sorpresa, al comprobar que las cabecitas de los negritos de las huchas del DOMUND que había dejado allá por mi tierna infancia, se habían encarnado en este país sobre unos cuerpos de ébano altos y fibrosos. Era tanto el parecido, que no pude descansar hasta comprobar si aún conservaban bajo sus rizos el orificio de las monedas. No lo tenían, pero seguían conservando todo lo demás, incluso esa sonrisa bondadosa e ingenua que provocaba ternura y generosidad de calderilla cuando los muchachos le poníamos a alguien la cabecita por delante.

Recuerdo que los chavales de los años setenta, durante el Domingo Mundial para las misiones , nos pateábamos las calles del pueblo pidiendo casa por casa unas monedas para los negritos de África. Con tenacidad, pesadez y toneladas de paciencia, conseguíamos nuestro objetivo, que no era otro que el de llenar las cabecitas de monedas. La competencia entre nosotros era fuerte.

En Gambia esas cabecitas se habían hecho autónomas, ya no nos necesitaban para seguir haciendo lo mismo. Lo que se aprende en la infancia no se olvida nunca. En cuanto veían a un blanquito, se le pegaban cual lapa y con la misma insistente sonrisa de antaño, permanecían a su lado hasta conseguir un poco de generosidad turística.

no pasa nada 4

Bien es verdad, que ellos daban lo que tenían a cambio: su sonrisa, su compañía, información de su mundo, incluso sexo, pero éso era más bien a los turistas del norte de Europa, a los latinos no nos parecían nada excitantes, ¿quién iba a querer hacer el amor con una hucha del DOMUND?.

Tras unos días de estancia en el país y habiendo pasado esa etapa pintoresca y divertida de reencuentro con las huchas de la infancia, la cosa comenzaba a cambiar y la gracia de un principio se iba convirtiendo en desgracia cuando no sabías como quitártelos de encima. Le pedíamos por favor y de mil maneras que nos dejaran, pues queríamos estar solos, tener algo de intimidad. Bueno, pues como si oyeran llover. Ellos sin perder la sonrisa en los labios nos decían:

- “En Gambia no pasa nara”.

no pasa nada

Y seguían a tu lado en plan siamés, como si fuesen un apéndice tuyo.

Solían estar apostados a la sombra de unas rústicas barracas en las puertas de los hoteles y cuando te veían venir se lanzaban al asalto en bandadas sobre ti, como lo hacían los pájaros en la famosa película de Hitchcock del mismo nombre. Tu, asustado, no sabías qué hacer, si ponerte a gritar, correr o darte media vuelta y refugiarte en la fortaleza del hotel hasta la salida de tu avión. Era peor que la plaga de mosquitos que padecíamos sobre todo al atardecer, pues para éstos, los turistas si teníamos defensa, sacábamos nuestra artillería en forma de insecticidas repelentes y se acababa el problema, pero contra la otra marabunda humana no había remedio alguno, ante cualquier intento de rechazo, ellos siempre respondían con la misma sonrisa angelical y su inseparable frase:

-“En Gambia no pasa nara”.

bumsters 1

Ahora ya puedo entender a los famosos. He tenido que ir a Gambia para empatizar con ellos, pues estos paparazzi de color, o bumsters, como los llaman los ingleses, salían de todas partes, y no creas que porque hayas conseguido atravesar la primera linea del hotel te has librado, que va..., en cuanto te bajabas del taxi en Banjul, Serakunda, o el pueblo de Kunta Kinte, empezaban a salir hasta de debajo de las piedras para comenzar de nuevo:

-“En Gambia no pasa nara”.

Rafael de Tena , agosto de 2.009

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Este artículo ha producido en mí un sentimiento de repugnancia y de vergüenza ajena importante.
Estimados señores, a los niños de Gambia los carga la tierra. Y...sí, necesitamos luchar contra muchas enfermedades. Hablar desde lo positivo de cualquier cultura es llevar esperanza ¿No os parece? Ofrezco este enlace para conocer a unos "Portadores de Esperanza" como sé que personas como vosotros sóis en esencia.
http://www.africastopmalaria.org/

Anónimo dijo...

Sr. Rafael de Tena:
Al ver publicado su artículo he quedado dudoso de si el título debía ser, quizás, "Crítica constructiva al Domund"; "Mi empatía con los papparazzis"; "...o "Los negros los prefieren nor.europeos". La historia que narra es legítima, porque es suya y respetable. Pero...el límite está en nombrar la Historia como "de" Gambia.
¡¡¡POR FAVOR!!!

Anónimo dijo...

A mi esta historia me ha parecido muy ingeniosa, muy bien contada. Me ha recordado a mi infancia, pues yo también recogí dinero para el Domund en esas típicas huchas, y a un viaje que hice con mi mujer a Marruecos ya hace tiempo, allí estaban también esos pelmazos que te seguían a todos lados y te estropeaban las vacaciones, es lo peor que hay para el turismo pues lo espantan.