lunes, 31 de mayo de 2010

Entrevista a Gonzalo Aza Cursos Inervención en Crisis

 "La realidad virtual contribuye a la proliferación de grupos de autoayuda"

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Gonzalo Aza es profesor del departamento de Psicología de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Pontificia de Comillas y terapeuta familiar en un centro de esa universidad. Aza ha sido el encargado de impartir el último tema, 'Intervención grupal de personas en crisis' en el Curso Superior de Intervención en Crisis que Comillas y el Teléfono de la Esperanza vienen desarrollando desde octubre de 2009 en Málaga y Badajoz.

Éste profesor completó la parte del programa dedicada al Modelo Integral de Ayuda, cuyo primer tema impartió Jesús Madrid, presidente nacional e internacional del Teléfono de la Esperanza. Gonzalo Aza nos sintetiza aquí para qué sirve la intervención grupal y en que situaciones de la vida se suele emplear.


¿Qué expuso sobre la intervención grupal en el Curso Superior de Intervención en Crisis de Badajoz y en qué situaciones es aconsejable esta terapia?

A través de algunos ejercicios grupales en el curso se reflexionó sobre los elementos que hacen que un grupo se convierta en una experiencia beneficiosa y terapéutica para una gama muy amplia de problemáticas. En este sentido, no existe un perfil determinado de personas que puedan beneficiarse de las bondades del tratamiento grupal y otras que no. A través de grupos terapéuticos, de autoayuda, psicoeducativos y de concientización, se pueden abordar infinidad de situaciones.

Los grupos de apoyo vienen siendo aplicados por la Psicología desde principios del s. XX. Quizás Alcohólicos Anónimos son un ejemplo de su aplicación más conocida. ¿Qué grupos de personas son las que más practican estas terapias hoy?

Si bien Alcohólicos Anónimos es la originaria y la más representativa, las variedades de grupos de autoayuda son inmensas y difíciles de clasificar. Los campos en los que se han desarrollado van desde el mundo de las adicciones, hasta el campo de la enfermedad mental o física, las crisis vitales, los supervivientes de catástrofes o frente a múltiples problemas sociales. Como entorno anónimo donde las personas se reúnen en torno a una problemática común, ya no sólo se contempla la utilidad de estos grupos en entornos físicos. La realidad virtual está contribuyendo enormemente a la proliferación de este tipo de grupos.

¿Se aplicaron técnicas de terapia de grupos con los afectados del 11-M y el accidente del avión de Barajas? Son recomendables en esos casos. ¿Por qué?

Desconozco si en el 11-M y en el accidente de Spanair se produjeron grupos llevados por profesionales, entendiendo que este formato fuerautilizado intencionalmente para superar/elaborar situaciones tan dramáticas. Muchos profesionales de la relación de ayuda se ofrecieron espontáneamente para prestar su ayuda ante la tragedia, pero dudo que se organizasen grupos de afectados o familiares como estrategia de intervención. Con todo, se sabe de la utilidad de los grupos ante situaciones de catástrofe. En la película 'Sin miedo a la vida', de la que vimos un fragmento en el curso, puede verse un ejemplo de intervención grupal ante un accidente aéreo.

¿Cuales son las ventajas en las adicciones y casos de violencia de padres a hijos?

Si me pongo a contestar a esto no duermo en tres noches. Por lo que más conozco profesionalmente, sí menciono que en las adicciones el tratamiento en grupo supone un elemento esencial, mucho más eficaz que la intervención individual.

¿A qué se dedica la Uninpsi?

La Uninpsi es la Unidad de Intervención Psicosocial de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. En ella se ofrece atención psicológica desde distintas orientaciones psicoterapéuticas y se ofrece intervención individual, grupal y familiar. La información del centro puede verse en www.upcomillas.es/uninpsi

¿Hay aplicaciones en las actividades religiosas en grupos de pastoral? ¿cuales?

Sí que las hay. Allá donde hay grupos, hay aplicación, y en la pastoral abundan los grupos humanos, diversos, ricos y no exentos de dificultades. En la Uninpsi ofertamos un curso titulado 'Herramientas psicológicas para el acompañamiento pastoral', siendo uno de los módulos 'Herramientas para el acompañamiento a grupos'. Básicamente, lo que ofrecemos es la reflexión sobre qué supone acompañar a un grupo y qué aspectos intervienen en la vida de un grupo (comunicación, normas, roles, liderazgo) para potenciar sus virtudes y para saber abordar las problemáticas.

CANTO DA TERRA (ROBERTO LEAL)

domingo, 30 de mayo de 2010

OPORTO SIGUE SEMBRANDO ESPERANZAS

 Foto de Oporto sigue sembrando esperanza Ya hace casi un año y medio que el Teléfono de la Esperanza de Oporto se puso en marcha.
Sus actividades no han cesado desde entonces y cada día hay más personas interesadas en colaborar con el TE en la zona, tantos que comienza a pergeñarse el nacimiento de un nuevo Teléfono de la Esperanza, esta vez en la capital, Lisboa.
El Teléfono de la Esperanza de Oporto ha dado muestras de su compromiso en numerosas ocasiones y ahora han decido continuar promoviendo el bienestar y la salud emocional de las personas con la puesta en marcha de un curso de Autonomía Afectiva,con la colaboración del TE de Badajoz. Su objetivo es prestar ayuda a quienes han perdido la ilusión por su propia vida y se centran exclusivamente en la de los demás. Confían en que se inscriban en esta formación unas cuarenta personas.
Nosotros les animamos a que continúen con su labor y les auguramos un enorme éxito en esta nueva tarea que emprenden y que desarrollarán durante el fin de semana del 18 de junio.
No les perderemos la pista y estaremos atentos a su evolución a través de la página web del TE y de su blog, de reciente creación.
¡¡Gracias por todo y enhorabuena por vuestros próximos proyectos!!

sábado, 29 de mayo de 2010

Una soledad no deseada

Desde niña se sintió viviendo en una soledad no deseada. Una tarde de invierno, aún sin plumas y con unas alas débiles, le dijeron sus padres: “anda a volar, nosotros tenemos que irnos; te quedas con la abuela”. Aquella noche lloró hasta la madrugada intentando lanzar pequeños vuelos sin conseguirlo. Una y otra vez se estrellaba contra su propia debilidad, su propio vacío e impotencia.

Junto a la soledad sintió frío y unos deseos imposibles de amarrarse al pecho de su madre, pero su madre ya estaba muy lejos, emprendiendo otra aventura nada fácil y sin dejar de pensar en su niña y en si se destaparía por las noches.

A golpe de lágrimas, Maca, así se llamaba la niña, se fue haciendo callo. Se hizo reservada, introvertida, tratando de encontrar en su mundo interior lo que el exterior le negaba. Buscó el calor dentro su nido para poder volar como vuelan las gaviotas, como dicen los libros que volaba Juan Salvador Gaviota. Porque solo el calor hace crecer las alas y fortalece las plumas del alma. A ella le faltaron besos, abrazos, caricias, atenciones, miradas, detalles, seguridades.

A Maca le faltó lo esencial, que diría el Principito. El corazón no le crecía con los años y se vio así misma como un pajarito abandonado, como una nube a la que le han quitado el cielo o un peluche tirado en el fondo del baúl.

Las enaguas de la abuela no lograban quitarle el desgarro de su débil corazón. Con el tiempo, aprendió a jugar sola, a sentir sola, a sufrir sola, sobre todo a sufrir sola. Lo que más le gustaba era esconderse en su cuarto y jugar a soñar con las muñecas de trapo que ella misma imaginaba. En ese mundo de fantasías y de sueños, Maca era feliz. Imaginaba que un día un Príncipe encantado la rescataría de su inhóspito castillo y la amaría como las películas dicen que los amantes aman a sus amadas. Y esos sueños le hacían bien. La relajaban. La ilusionaban. La conmovían. Eran los únicos momentos en que sus ojos tomaban el brillo prestado por su imaginación.

Cuando a los siete años la metieron interna en aquel colegio de monjas, ella ya no dijo nada. Lo más duro había pasado. Lo más cruel, pero todavía quedaba mucho sufrimiento por venir.

Lo mejor del colegio fueron sus dos amigas: Pilu y Mari. Pero había una parte de ella que ocultaba, que no quería rebelar. Cuando hablaban de los padres ella siempre se callaba. Le gustaba más hablar del futuro. Le gustaba escribir en sus cuartillas en sucio la palabra “mañana”, bajo ese deseo de que las cosas un día – mañana -le fueran mejor, sobre todo que ella se sintiera mejor.

En la soledad del dormitorio compartido llamaba a su madre cuando se sentía apenada, pero su madre jamás tuvo oídos para su voz, jamás limpió una lágrima de sus ojos. Ella entonces con once años se quería morir. Cerrar los ojos, como en los cuentos de hadas, y morirse. Desaparecer. “¿Por qué la habían traído a este mundo a sufrir?. ¿Quién le pidió permiso?”.
Cada domingo envidiaba a su amiga Mari cuando sus padres la venían a buscar al internado, le compraban chuches y la despedían con ternuras que ya quisiera ella para sí.

Maca era inteligente y estudiosa y con una mirada para adentro dulce y profunda como las bodegas que dentro albergan el mejor vino en barricas de roble. Le gustaba la poesía y esbozar pequeños versos que enseguida rompía por miedo a que alguien se los pillara y se echaran a reír, porque ella era tímida y pudorosa. ¡Qué vergüenza pasó cuando le quitaron el diario y se le leyeron!. Golpeó cien veces el suelo maldiciendo a las profanadoras de sagrarios del alma.

Un día de primavera se sentó en el parque viendo brotar las yemas de un castaño y pasó por allí un chico, algo despistado, que sin saber cómo se fijó en ella y le dijo:

-    ¡Damos un paseo!, era el primer chico que le decía algo.

Ella imaginó que era el Príncipe de sus sueños y se fue con él.  Se hicieron novios. Y se casaron. Y tuvieron una hija hermosa como la luna, clara como el agua, lista como el rayo. Pero no fueron felices. El corazón de Maca era demasiado grande para un despistado. Tenía demasiados agujeros. Nunca la llegó a comprender.

Aún así estuvieron años, porque para ella lo más duro era el vacío, volver a las piedras frías de su templo románico.
Solo con su niña era un derroche de amor, de besos, un sin fin de caricias.
“Esto es lo que yo quiero que tú hagas conmigo”, le decía ella a su marido. Y él le contestaba: “vaya, me ha salido poeta, la mujer, si no leyeras tanto, si no te quedaras tan ensimismada mirando las estrellas, si no vieras tantas películas...”. Desde aquel día ella simplemente se dejaba hacer el amor, porque su cuerpo era un témpano de hielo en brazos de un desconocido.

La depresión que siguió la condujo a un estado de apatía, de desgana, de desilusión, de muerte. A ese Dios que siempre sintió distante no paraba de decirle: “Sácame, oh Dios, sácame de este infierno”. Los antidepresivos y sobre todo la mirada de su niña la mantenían con unos hilillos de vida, de esperanza y de luz.

El se marchó el día que descubrió que tenía un cuerpo entre sus brazos que era una pelota, o una almohada o algo parecido, pero sin vida, sin deseo, sin  nada para él.

Ni se dijeron adiós ni nada parecido. El tampoco intentó quedarse con la niña. Daba mucho trabajo.

A ella no le importaba el trabajo y ahora tendría todo el tiempo para ella. Todos sus mimos. Todo su calor. Todo su amor.  El que le faltó a ella, a su niña no le iba a faltar.

Empezó a desconfiar del resto de los hombres. Eran todos unos egoístas. “Si los sacas del fútbol, del bar, de las mujeres, ¿tienen algo más que ofrecer?”, decía en el trabajo.

En sus largas noches de insomnio escuchaba al loco de la colina que le hacía encontrarse con la parte más bonita de ella. Le hablaba de sentimientos, de emociones, de locuras, de amores, y ella se sentía encontrada en esa nueva galaxia. Empezó a sentir sus carencias, a hablar con ellas, primero con desesperación, después con cercanía, hasta que las convirtió en compañeras. Le hablaba a su tan temido vacío, le hablaba a la soledad y la soledad le contestaba, le hablaba a la angustia y la angustia le escuchaba, le hablaba a su cuerpo y su cuerpo se hizo su Maestro. Cuando quería tomar una decisión escuchaba sus entrañas y hacía lo que le decían sus entrañas.

Habló con su madre, con su padre. Primero echándoles en cara cientos de cosas. Más adelante con menos rabia. Casi sin odio, como perdonándoles. Sus padres no la entendían, pero en ella fueron creciendo alas fuertes, vigorosas y un día se lanzó a volar al infinito y se encontró que el infinito estaba lleno de almas voladoras, que gozaban , que disfrutaban, que se sentían acompañadas, que expresaban sin rubor su alegría y su tristeza y que se amaban y te amaban.

A ella se le abrieron los cielos. Hizo cosas que jamás imaginó. Un día emprendió el camino de Santiago.
Otro se lanzó a hacer baile y teatro. Otro ensayó amistades nuevas. Otro se escuchó a si misma, hablando con quién Dios sabe quién será. Otro desnudando su alma en un  diario. Otro jugando  a tirarse por el parquet como una niña feliz.
Otro escribiendo una carta a su antiguo marido: “tú y yo no teníamos futuro; tú me pediste lo que jamás yo podía darte y yo te pedí lo que eras incapaz de darme; te deseo que te vaya bien, porque a mi me está yendo mejor; entre los dos tenemos algo grande, nuestra hija, ¡qué no repitamos los viejos errores!”.

Maca se fue haciendo otra mujer. Se fue haciendo a si misma y cuánto mas fuerte y segura era,  más gente amorosa se encontraba. Ya no tenía miedo a sus vacíos porque los había mirado a la cara y sus miedos, con el tiempo, se fueron convirtiendo en aliados. Estaba más bella que nunca.

Cuando yo la conocí surcando los cielos del Himalaya ,ella había intimado con un hombre distinto del que había imaginado. Un hombre que era él. Auténtico. Un hombre que la animaba a ser ella.

La vi temblar, algo asustada. Buscamos un cobijo en la noche heladora de noviembre. Hicimos juntos también el camino de regreso a casa. Era una gozada volar a su lado, con viento a favor, rodeados de cientos, millones,  trillones de seres humanos, de aves, de luces. Fue un viaje maravilloso. Si las palabras no fueron equívocas, diría que la amé allí mismo, sabiendo que era un camino con final, con final para los dos.

Tardé largos meses en volverla a ver. Estaba en el parque viendo como reventaban las hojas de los castaños en primavera, recostada en los brazos de su amado. Al verme, su cara se le iluminó, como cuando hablaba de su hija Bea, como la estrella más linda del firmamento y con sus ojos llorosos, encantados, mágicos, entregados, me dijo para que entre la multitud solo yo pudiera escucharla:

- ¡Ahora sí, ahora sí soy feliz!. Amo y soy amada.

Enviado por Valentin Turrado

jueves, 27 de mayo de 2010

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL ES NECESARIA PARA AYUDAR DE FORMA EFICAZ A LOS DEMÁS

Esta es la conclusión que sacamos todos los participantes en el Curso que con el nombre de INTELIGENCIA EMOCIONAL Y RELACIÓN DE AYUDA fue impartido el pasado fin de semana del 21 y 22 de Mayo en el Salón de Actos del Colegio de Farmacéuticos de Badajoz ,organizado por el Departamento de Formación del Teléfono de la Esperanza de Badajoz.El Curso fue impartido por uno de los grandes especialistas en la relación de ayuda en nuestro pais,José Carlos Bermejo,Director del Centro de Humanización de la Salud de Tres Cantos,en Madrid, el cual supo transmitir a los presentes,procedentes de distintos sectores del Voluntariado,sanitario y de distintas profesiones relacionadas con la relación de ayuda,la necesidad de formarnos emocionalmente para enfrentarnos de la manera más eficaz a los distintos problemas que se nos presentan en nuestra práctica cotidiana.El curso fue muy ameno y práctico,siendo valorado muy positivamente por todos los asistentes,que además de formarnos y aprender nuevos recursos útiles para ayudar a los demás,nos divertimos y pasamos un fin de semana fenomenal.
Esta actividad se enmarca dentro del esfuerzo que el Teléfono de la Esperanza realiza en la ciudad de Badajoz para ofrecer una formación rigurosa y de calidad ,con un amplio contenido humano y práctico, a todos los que de una u otra forma dedican su vida a ayudar a los demás por su profesión o en su vida diaria,realizando ese magnífico milagro cotidiano en que consiste la Relación de Ayuda.Pretendemos ser un referente a nivel regional en la ayuda seria,rigurosa y eficaz y desde aquí ofrecemos nuestros recursos formativos a todos los que quieran beneficiarse de ellos,con el convencimiento de que no saldrán defraudados.

C. Jose Carlos Bermejo

miércoles, 26 de mayo de 2010

Nuevo Blog del T.E. (Valencia)

Damos la bienvenida a un nuevo blog del Teléfono de la Esperanza, en este caso el de Valencia, poco a poco vamos creciendo para ayudar, ly como no podía ser menos, nos ponemos a su disposición para lo que puedan necesitar nuestros compañeros de Valencia.

 

Blog Teléfono de la Esperanza de Valencia

martes, 25 de mayo de 2010

EXTREMADURA ESTARA EN EL CONGRESO DE IFOTES

    Viena ya tiene todo listo para acoger el XVII Congreso IFOTES 2010

Una representación de Extremadura estará presente este año en el Congreso de los Telefonos de Urgencia en el Mundo (IFOTES),que se celebrará en Viena este verano.Como siempre la representación del Teléfono de la Esperanza de España es una de las más numerosas del Congreso,de hecho el español es uno de los idiomas oficiales del mismo,entre ellos media docena de extremeños procedentes del Teléfono de la Esperanza de Badajoz,que junto a más de noventa expedicionarios de todos los Centros de  España llegarán a Viena en 2 autobuses y de paso realizarán una bonita excursión por Centro Europa.A ellos se unirán otro grupo numeroso de españoles e hispanos procedentes de otros centros del TE de otras partes del mundo.Los extremeños que acudan al Congreso a su regreso nos contarán la experiencia vivida en el Congreso y fuera de él,pues siempre resulta rica una experiencia así con personas de todo el mundo unidas por la solidaridad.Así que nos han prometido que este verano nos contarán lo que allí vivan y anécdotas del viaje.¡Buen viaje y buen Congreso!

El Congreso "Explorando alternativas a la violencia. Escuchando para la paz" tratará sobre cómo podemos crear un mundo en el que los seres humanos seamos capaces de reconocer y gestionar nuestras emociones y necesidades y construir relaciones no violentas.

Al acto acudirá el personal voluntario de los centros de atención telefónica de emergencias de más de 20 países con el objetivo de seguir formándose y de compartir experiencias. Profesionales de todo el mundo aportarán su vivencia dando conferencias y dirigiendo seminarios. El programa del Congreso incluye especialistas en psicología, sociología y filosofía, así como en desarrollo humano y comunicación.

El Teléfono de la Esperanza contará con la participación de:

  • Jesús Madrid, Presidente de la Asociación Internacional del Teléfono de la Esperanza, psicólogo especialista en relación de ayuda y programas de promoción de la salud emocional y Presidente del Teléfono de la Esperanza de Murcia, que desarrollará la presentación de “Proyecto de intervención con llamantes crónicos
  • Alejandro Rocamora, Psiquiatra de la Asociación Internacional del Teléfono de la Esperanza, que intervendrá con la conferencia “Escuchar llamadas de suicidas. Estrategias terapéuticas
  • Alicia García González , Psicóloga, especialista en técnicas de Psicoterapia Gestalt y Trainer en PNL,  y  Presidenta del Centro en Canarias de Teléfono de la Esperanza (ASITES),  será la responsable del Taller "Haciendo Puentes: cómo pasar del conflicto a la calma".
  • Juan Sánchez-Porras, Psicólogo, Vicepresidente de la Asociación Internacional del Teléfono de la Esperanza y Presidente del Teléfono de la Esperanza de Málaga, que desarrollará un taller sobre Violencia de Género.

El Congreso se desarrollará en cinco idiomas (inglés, francés, alemán, italiano y español) y habrá traducción simultánea disponible.

Siguiendo a  Marlies Matejka, responsable Telefonseelsorge Austria (organizador del Congreso), hacemos hincapié, una vez más, en la importancia de la escucha: “La experiencia nos enseña que ESCUCHAR es curar. Escuchar de forma sincera, empática y respetuosa es la base de lo que ofrecemos. Y quizás, escuchar de forma atenta, especialmente en tiempos de crisis, podría conllevar una reducción de la violencia en nuestra sociedad”.

ULTIMA HORA FALLECE EL HERMANO DE NUESTRO PRESIDENTE NACIONAL

Lamentamos comunicaros que el pasado Viernes,día 21,fallecía Felipe Madrid  Soriano,hermano mayor de nuestro Presidente Nacional,Jesús Madrid,así como de Angel Madrid,Presidente del TE de Valencia y Pedro Madrid,Presidente del TE de Madrid.El sábado,día 22 ,al atardecer recibió cristiana sepultura en un acto sencillo y emotivo celebrado en su pueblo natal  Villar de la Encina(Cuenca).El Vicepresidente ,José Mª Jiménez Ruiz,representó a la Asociación en dicho acto y se unió al dolor de la familia en nombre de todos. Desde el Teléfono de la Esperanza de Badajoz hemos enviado telegramas de condolencia a Jesús, Ángel y Pedro Madrid, y desde las páginas de este Blog queremos transmitir a los hermanos del fallecido y a toda la familia nuestras más sentidas condolencias.Descanse en Paz.

lunes, 24 de mayo de 2010

EL TELEFONO DE LA ESPERANZA COMIENZA A DAR SUS PRIMEROS PASOS EN CANTABRIA

Cantabria,la única comunidad autónoma del Estado español que aún no cuenta con un servicio telefónico de intervención en crisis,ha comenzado a dar sus primeros pasos  para la creación de un Centro del Teléfono de la Esperanza en Santander. A tal fin,desde el mes de Marzo se vienen realizando las primeras acciones para tal fín,contactando con numerosas personas interesadas que han acogido con los brazos abiertos la iniciativa.
        Estos primeros pasos culminaron con la celebración del primer curso del Programa de Agentes de Ayuda los pasados días 6,7,8 y 9 de Mayo en el Seminario de Corbán,en Santander. Allí una veintena de personas iniciaron la andadura personal de convertirse en integrantes del primer equipo de voluntari@s del Teléfono de la Esperanza de Cantabria. El Curso fue dirigido por el Presidente Nacional del Teléfono de la Esperanza,Jesús Madrid,y contó con la colaboración de los Centros de Badajoz y Leon que pusieron su granito de arena para que ese momento fuera realidad.
       El ambiente que reinó en el Curso fue,en un primer momento de sorpresa por parte de los participantes que quedaron gratamente sorprendidos de la seriedad y el nivel del Programa de Formación que se les ofrecía,para posteriomente pasar a la participación más entusiasta y al compromiso personal en la tarea de comprometerse con el trabajo del grupo y la difusión del Teléfono de la Esperanza en Cantabria.
      Fruto del Curso fue la constitución de un grupo de coordinadores que realizarán el seguimiento del Curso en los dos grupos de trabajo que se han constituido e irán dirigiendo desde Cantabria los pasos posteriores que se irán dando con un único fín:conseguir que el Teléfono de la Esperanza en Cantabria sea una realidad en el menor tiempo posible.Desde aquí saludamos a todos nuestros compañeros cántabros y les animamos a seguir adelante en esta magnifica labor de llevar esperanza a los que sufren, ahora también desde Cantabria y para los cántabros.Enhorabuena.

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Noticia en web Teléfono

sábado, 22 de mayo de 2010

Toda la verdad

Los vecinos decían que Marta era de otra calaña, que su fibra y sus entrañas desprendían algo especial para los problemas ajenos y que su pequeño mundo familiar y el barrio se le hacían pequeño a su grande corazón. Por eso creían que se había metido en una ONG y que se había marchado a Guatemala a dar su vida por los más empobrecidos.

Eso era verdad, pero, como casi siempre, no toda la verdad.

Marta no aguantaba ver sufrir a su madre, paralítica desde hace más de diez años y con fuertes dolores de columna. Sus lamentos de día, sus quejidos en la inmensidad de la noche, se le hacían duros como piedras imposibles de digerir: su voz  siempre cansada y agónica, su respirar dificultoso por ese asma que no le dejaba vivir, el arsenal de pastillas con el que iba malviviendo. Marta no podía con tanto dolor, con tanto absurdo dolor. Sus muchos porqués gritados a lo Alto jamás encontraron respuesta, tan solo abrieron las simas de su alma devastada.

Su forma de ser no admitía medias tintas. O se deprimía con su madre o huía como una loca, como hiena del desierto, que solo busca saciarse para vivir y recorre kilómetros y kilómetros en busca de una pieza deseada. O enfermar o marcharse. No veía más alternativas. Estaba harta de tantos tranquilizantes y ansiolíticos.

El bueno de su hermano no le hizo apenas preguntas:

-    O sea que te vas a Guatemala. ¡Qué te vaya bien!. Nosotros seguiremos aquí en este infierno, pero trataremos de llevarlo lo mejor posible. Por favor, escribe. A mamá le gustará que le leamos tus cartas.

El padre fue más duro:

-    ¡Pero no ves cómo está tu madre!. Y yo tengo que seguir trabajando y va a recaer todo en tu hermano. No te entiendo. ¿Hay alguien que te necesite más que tu madre?.

Marta no se atrevió a contestar. Ni siquiera podía hacerlo. Se sentía ruin y culpable.  Algo se le rompía por dentro, pero no podía evitarlo. Estaba huyendo. Pensaba también en la gente miserable que se iba a encontrar en Guatemala. Pero sobre todo, pensaba en huir. Huir lo más lejos posible del dolor insoportable de ver a su madre irremediablemente enferma, huir del miedo horroroso que le producía la muerte de su mamá querida, huir de verse ahí, prisionera de una realidad cruel, casi macabra, sin salida, nadando en una amargura que parecía infinita y paralizante.

Entre huir o destruirse, optó por alejarse.

Su madre no le dijo nada. Tan solo lloró cuando en la oscuridad de la noche se apretó contra la almohada. Se quedó más sola con su dolor y su desgracia, tan solo aliviada por las cuentas rítmicas del rosario frecuente. Su refugio era el “Padre nuestro” y el Ave María”.

Con el tiempo Marta se hizo importante, como una estrella luminosa o un arco iris inmenso, de esas que aparecen en los suplementos de los dominicales. Se hizo famosa como la gente solidaria que realmente merece la pena. Hablaban de ella los medios de comunicación como hablan de Vicente Ferrer o el obispo Casaldáliga o la Madre Teresa de Calcuta.

La muerte de su madre, como no podía ser de otra forma, la pilló lejos, en una fabela de Brasil. En la distancia se inundó de tristeza y se sumergió en el negro mar de la miseria de la tierra para aplacar el amargo sabor de la culpa. En su muchos años por el mundo adelante aprendió a vivir, a sufrir y a llorar. Aprendió a no pedir a Dios lo que está en nuestras manos resolver  y a acudir a El cuando ya no había otra alternativa. Vivió la locura del amor junto a otro loco peregrino y los dos crecieron juntos, como palmeras de oasis encantados.

Fue tanta su entrega y su osadía altruista que le concedieron el Premio Príncipe de Asturias.

Se presentó a recogerlo vestida con las viejas ropas de su difunta madre.

-    Quiero decirles a todos ustedes y a todos los que me van a ver, que mi historia es una triste historia. No quiero engañarles. Es verdad que llevo muchos años dando la vida entera por los más pobres de la tierra y  que hasta al día le faltan horas para lo mucho que me queda por hacer. Pero en mí mas que valor y heroísmo lo que ha habido es cobardía. El que de verdad se merece este premio es mi hermano Eduardo, que supo ser grande en la soledad de un piso de Valencia y cuidar de mi madre, que durante quince años estuvo paralítica en casa. El convirtió su labor en algo callado, sencillo, humilde. Yo me marché porque no pude aguantar verla sufrir . El sí aguantó. El sí que es un tipo especial, un fuera de serie, un frontera, como tantos otros. Seguro que alguno hay en esta sala y muchos más viéndonos por la televisión. Que todos vuestros aplausos sean para toda esa gente como mi hermano que viven sin que nadie se entere, pero que dan calor y luz a nuestro mundo, son como la hogaza de pan encima de la mesa. Jamás saldrán en los medios de comunicación, pero sin ellos la vida sería menos humana.

Años más tarde, cuando su padre se quedó solo y enfermo, no le quedó más remedio que dejar la selva amazónica y volver a casa. El cáncer de hígado le dejó postrado en cama. Marta sintió la tentación de aceptar la última oferta que tenía para poner un proyecto en marcha en Pakistán. Se volvió a encontrar con sus deseos suicidas y de huida. Aparecieron las taquicardias y los ahogos. Pero aguantó. Se le hicieron largas y eternas las noches de insomnio al lado de su padre. Lloró su  tristeza como lloran los que saben que se encuentran en un momento crucial de su vida , en su página tal vez más bella. Lloró sus huidas. Lloró sus miedos. Lloró sus miserias. Lloró sobre su nombre famoso y lo sintió débil y pequeño.

Estuvo junto a su padre. Le escuchó. Le atendió como se atiende a alguien que sabes que está a punto de partir para un viaje final. Y hablaron, hablaron mucho. A veces distantes, a veces abrazados. Y se hicieron mucho bien juntos. Recordaron a su madre y la sintieron muy cerca  antes de que la morfina hiciera los últimos efectos.

Marta tenía a su padre en brazos cuando murió y su hermano estaba junto a ella. Ya no lloró, al contrario, sintió una alegría nueva, profunda, honda como una corriente de mar , limpia y serena como una noche estrellada. Su ser entero se le inundó de paz y de calma, una calma extraña, ajena a ella, que le cambió la cabeza y el corazón. Ahora sí que se sentía grande. Era como si el universo entero le estuviera dedicando un sonoro aplauso.

Desde entonces dejó de huir. Aceptó su historia completa como acepta la naturaleza las distintas estaciones del año, sin una queja y con una sonrisa. Volvió a Guatemala, junto a Rigoberta Menchú. Esta vez si que se sentía libre, como un cóndor de los Andes.

- ¡Qué le vaya a vos lindo!, fue la despedida de su hermano, mientras le prometía ir a trabajar con ella de voluntario en sus vacaciones estivales.

Enviado por Valentin Turrado

viernes, 21 de mayo de 2010

Enrique Echeburúa, Catedrático de Psicología: «El apoyo familiar y social es un antídoto contra la depresión»

 

Foto de Enrique Echeburúa, Catedrático de Psicología: «El apoyo familiar y social es un antídoto contra la depresión»

Entrevista extraída del diario digital diariovasco.com

Es, junto al de ansiedad, uno de los trastornos mentales más frecuentes, hasta el punto de que puede llegar a afectar hasta al 10% de la población adulta en algún momento de su vida. Por ello, la depresión supone uno de los mayores retos de salud pública. El psicólogo Enrique Echeburúa abordó el pasado 6 de mayo, en Irun, el papel de la familia ante esta enfermedad en una jornada organizada por el Teléfono de la Esperanza (900 840845).

¿Dónde acaba la tristeza y empieza la depresión?

La tristeza es una emoción normal que experimentamos todos cuando perdemos a alguien, no obtenemos un objetivo que hemos trazado, como conseguir un trabajo o aprobar un examen, cuando experimentamos la ruptura no deseada de una pareja... La tristeza es una reacción normal y de forma transitoria puede darse un llanto incontrolado, pérdida de apetito, dificultades para dormir, pocas ganas de retomar las aficiones, sentirse apático... Eso es normal, pero no hay que confundir la tristeza como reacción ante la muerte de un ser querido con encontrarse deprimido.

¿Y dónde está la frontera?

Primero hay que distinguir las depresiones que no están precedidas de sucesos estresantes, lo que llamamos la depresión mayor, y que están asociadas a alteraciones biológicas u hormonales, de neurotransmisores cerebrales, que pueden provocar una depresión sin motivo aparente. Luego están las depresiones adaptativas, que son las que surgen, por ejemplo, ante la pérdida de un ser querido. Para este tipo de depresiones la frontera se establece en función de la duración y la intensidad de los síntomas.

¿De cuánto tiempo estaríamos hablando?

Si suspendes un examen o sufres una ruptura es normal que las primeras semanas, e incluso el primer mes, lo pases mal, estés desganado... Pero no es tan normal que al año sigas así. Habitualmente, el tiempo corre a favor en una persona sana. Y luego está el grado de interferencia negativo en la vida cotidiana. Estando triste a uno le puede costar más ir a trabajar, pero lo hace, a diferencia del caso extremo de quien no se siente con fuerzas ni de levantarse de la cama, la chica coqueta que no quiere ni maquillarse ni prepararse, el aficionado al ejercicio físico que deja de practicarlo... En los casos más graves también se distingue por la aparición de conductas suicidas.

¿Hay personas con mayor tendencia a sufrir la depresión ?

Hay mayor vulnerabilidad si se tiene una personalidad depresiva, que se caracteriza por el pesimismo, por ver el aspecto negro de las cosas, por la introversión, por expresar poco las emociones ante el exterior. Son personas que tienden al perfeccionismo, lo que supone que todo lo que hace uno le parece mal porque se pone unas metas inalcanzables. Si a esa personalidad se une la acumulación de acontecimientos de vida estresantes el riesgo es mayor; y no tiene por qué tratarse de grandes sucesos como la muerte repentina de un hijo, pero sí el fracaso en los estudios, no lograr ese liderazgo que se desea, en el caso de las chicas tener unos ideales de delgadez que no se logran, verse limitado físicamente... También influye el tener recursos psicológicos escasos.

¿A qué se refiere?

Había una frase de Marañón que decía: «Si la pena no muere, se la mata». Cuando uno tiene una pena externa, porque un hijo no le ha salido con arreglo a las expectativas que tenía, ha tenido un contratiempo serio en el trabajo o una decepción con sus amigos, lo que hay que hacer es utilizar estrategias en lugar de quedarse parado, intentar distraer la mente, buscar algo que te llene. Y luego hay otro aspecto muy importante: el apoyo familiar y social. Hay un refrán sueco que dice que una alegría compartida es una doble alegría y una pena compartida es una media pena. Es muy importante tener con quien compartir una pena, poder contárselo a la familia, a los amigos, tener a quien llamar. Las mujeres han tenido más costumbre que los hombres de abrirse y de compartir sus emociones, y eso es sanísimo. El apoyo familiar y social es un antídoto contra la depresión.

Los estudios concluyen que 7 de cada 10 depresiones clínicas afectan a las mujeres ¿Por qué?

No lo sabemos, pero puede haber varias explicaciones. Desde el punto de vista psicobiológico, parece que la estructura hormonal y biológica predispone a la mujer a tener más trastornos de ansiedad y depresión. En cambio, cuando deja de ser fértil el riesgo de depresión disminuye, a la vez que aumentan los cardiovasculares. Luego también hay razones psicosociales. Por ejemplo, la mujer tiene una doble responsabilidad que no tiene el varón, todavía no se ha conseguido el equilibrio: habitualmente a partir de los 30 años es madre, lleva la casa además del trabajo. Se le exige mucho y tiene que mantener el tipo, en el sentido de la exigencia social de estar delgada, ser una mujer de éxito como las que aparecen en las revistas... todo eso acarrea una situación de estrés. Esa mujer 10 requiere unas demandas que no se exigen al hombre: en el ámbito masculino el éxito se asocia a la vida profesional, pero no suele haber tantas exigencias respecto a la educación de los hijos o la intendencia de la casa.

¿Se pueden prevenir estas situaciones?

Marcarse unas expectativas que no responden a la realidad es un caldo de cultivo para la depresión. Para prevenirla es muy importante aceptarse a uno mismo, con sus propias limitaciones, y exprimir los puntos fuertes. Porque cuando uno está deprimido presta atención a sus aspectos negativos y no a los positivos: a lo mejor se trata de una persona querida y sin embargo dice 'nadie me quiere'...

¿Qué errores comete la gente?

Decir 'estoy trabajando un montón, qué ganas de que llegue el verano'. ¡Pero si todavía quedan varios meses! No hay que esperar a esas vacaciones. Sobre todo en el caso de las mujeres, hay que organizarlas para hoy, y consistirán en dedicar una hora a ir a pilates, a leer, a tomar un café con una amiga o a pasear. Hay que reservar momentos de ocio y, el fin de semana, aumentarlos. Hay que llevar una dieta equilibrada entre el trabajo, el ocio y una vida espiritual. También es un error dejarlo todo para la jubilación. El antídoto contra la depresión consiste en llevar una vida en la que nuestras satisfacciones provengan de distintos sitios, tener varios asideros, por si falla uno agarrarse a los otros. Familia, amigos, aficiones... todo contribuye.

¿A qué se refería en concreto con una vida espiritual, a una vida religiosa?

No sólo eso. Hay personas que a lo mejor no son religiosas pero tienen intereses no materiales, no están pendientes de conseguir el último modelo de coche. Se trata de disfrutar con cosas que no impliquen dinero, con un paseo, con una puesta de sol o con un café con los amigos. Tener preocupaciones por los demás, colaborar en una oenegé, en la parroquia o en la asociación de vecinos, ver que somos útiles a los demás es también un antídoto.

¿Cómo deben actuar los familiares?

Como a veces hay un mecanismo de negación de la depresión, hay que hacerle ver que está mal, enfermo y necesita ayuda. Es muy importante ayudarle suavemente a que con toda discreción y sin presión acuda al médico de atención primaria o a un psicólogo clínico para que sea valorado. Hay que sugerirle, sin presionarle. No es recomendable decir cosas como 'debes hacer un esfuerzo y poner algo de tu parte', 'tienes que salir a la calle', 'tienes que esforzarte más'... todo eso puede ser una presión que le culpabilice. No es bueno que si sufre una fatiga injustificada se le esté obligando a que salga a la calle, o que venga gente a casa... Si esa depresión está tratada e incluso sin tratamiento mejora, porque tiene su ciclo. Si el enfermo siente que estamos a su lado, pero no encima, que en casa hay un ambiente de normalidad, los niños hacen sus tareas y las comentan, si se come en el comedor o en la cocina y no en la habitación... Eso entorno facilitador es una ayuda inestimable.

Telefono de la Esperanza

sábado, 15 de mayo de 2010

Sus besos sabían a cielo

Mientras paseaban por la orilla del río con las manos enlazadas y escuchaban el murmullo sereno del cauce,  le transmitió su última confidencia, como un crujido inesperado :

-    Algo desde dentro me dice que me vaya, que inicie otra aventura, lejos de ti; lejos de tus besos con sabor a tierra,  de tus abrazos que me saben tibios..
-    No puedo entenderte. ¿Dónde quedan tus caricias?. ¿Tus poesías, tus miradas cómplices, tus sueños conmigo?.
-    Busco una ternura mayor, un afecto sublime que tú no puedes darme. Gracias por el calor de tus leños de comprensión y respeto. No trates de retenerme, porque no te pertenezco.

Aquella joven entró en el Postulantado soñando algo que la vida aún no le había dado: “vivir el paraíso aquí en la tierra”. Su decisión no le ahorró ni una lágrima por aquel novio que dejaba extrañado y cabizbajo y aquella nota escrita que encontró  su mano fría en el anorak: “un rincón de mi corazón será para ti, por si volvieras...”.

Ella no estaba decidida a regresar. De aquella fuente ya había bebido y su agua no era tan fresca como para apagar el fuego que la quemaba por dentro. No buscaba príncipes azules ni historias con final feliz de películas de  Walt Disney.

Desde dentro sentía que había otra cosa. Otro Ser. Otra historia para ella. Otra montaña que subir. Otros cielos que contemplar. Otros brazos...

Entre sus monjas siempre fue vista como alga rara, alejada de normas, constituciones,  quehaceres y cargos institucionales. Le gustaba  rodearse de gente joven, de personas inquietas,  de hombres y mujeres despiertas a las nuevas realidades que ella intuía, seres que se salieran de lo normal y que no les importaran los juegos prohibidos.

Sí, le encantaba jugar con fuego. No le importaba aparecer como un gusano para renacer a lo que ovillaba en su interior. Antes de tiempo se sentía crisálida. Algo inaudito, etéreo, impredecible.

Como maestra transmitía vileza, espontaneidad y locura en sus clases. Era inesperado por donde  iba a salir, o la siguiente lección de sus clases de religión o el tema del nuevo encuentro preparado. Surcaba mares irreconocibles, como los piratas que buscan tesoros ocultos. Sin duda, era una pirata, en este mundo nuestro tan serio y formal, sin patas de palo, sin antifaz.

En la Orden acabaron pasando ella, de la misma forma que ella acabó viviendo su propia vida, con cariño eso sí hacia a sus hermanas de comunidad, pero desde su propio latir. “¡Qué una no ha nacido para cumplir expectativas ajenas!”, le gustaba decir a menudo, “sino para volar”. Se sentía mariposa de colores preciosos y su cobijo eran las flores que brotaban en cualquier estación del año. Sin embargo, no era frágil y su caña no se quebraba ante cualquier viento.

Frecuentaba la noche paseando con seres humanos dispares, escuchando como las almas se desnudan al compás de la luna, del misterio, de las estrellas que alumbran a los amantes . No sentía temor  a caer de bruces en brazos prohibidos o deshacerse en amores imposibles.

Aquella mujer escuchó muchas historias, se hizo cómplice de muchos desazonados corazones, apagó muchos vacíos. ¡Cuántos curas no acudieron a su cita en busca de cariño y ternura!. ¡Cuántas confesiones en el café de la Lola, mientras sonaba de fondo la música de los Quijano o las melodías de Ismael Serrano o Rosana!. Estaba al día de los últimos sonidos, conocía los versos más lindos, como los de Pablo Neruda. Se enternecía leyendo una y cien veces los poemas de  Juan de la Cruz, los escritos de Teresa, el Cantar de los Cantares, y la historia de tantos Quijotes que han poblado las angostas llanuras de cualquier Alcarria.

Pero sobre todo degustaba  sus silencios, los mutis por el foro para ejercicios enamorados, o las soledades del Císter y de su pueblo natal.

Robó no sé cuantos corazones con su aire suave, fresco, libre. ¡Qué el mundo no se agotaba en ninguna persona!. Cuando notaba que alguien se colgaba de ella, sin decir adiós se marchaba a refugiarse en su cueva profunda, aquella que sola ella y Alguien más habitaba. Se convertía en una garza huidiza. Enamoraba y dejaba con el amor prendido, como un injerto.
Ella era consciente y se metía en ese juego peligroso que algún que otro disgusto le trajo. Como aquella sonora bofetada después de la procesión del viernes santo. Abría las puertas y cerraba su alcoba con la misma facilidad.

¡Qué difícil seguirla!

Su corazón, un pozo lleno de delicias. Como una prostituta del amor, que da cobijo a no sé cuantos hombres. Todos los días necesitaba como el comer unos cuantos abrazos, un par de miradas tiernas y los besos necesarios del hola y del adiós. Su energía alcanzaba hasta sus castaños cabellos siempre sueltos, recién lavados. Sus ojos tenían el color del arco iris. Sus manos esponjosas, como panes harinados sacados ahorita mismo del horno.

Bebía en fuentes desconocidas para los demás. A diario visitaba otros templos, otros sagrarios. Se sentía desbordada por un amor que la dominaba , la poseía, la embrujaba.

A veces pensaba que no podía resistir tanta desmedida, tanto llenazgo y su cuerpo se derretía en los misterios divinos del placer. Decía que vivía bajo el encantamiento de Dios, que al oído con cada luna creciente le susurraba palabras amorosas inimaginables para el resto de los humanos.

Sí, es verdad, Dios era su pasión y en él se regocijaba, como los enamorados se regocijan en sus cuerpos anhelantes, en sus labios deseosos, en su sudor de espliego y jazmín.

Le bastaba cerrar los ojos e inclinarlos ligeramente hacia arriba para que toda su alma se le fuera tras El. Se le entreabrían los labios, levantaba los brazos, bailaba, giraba, daba vueltas como los derviches y una dulzura nada de este mundo la envolvía, la acunaba, hasta no sentir ni su propio cuerpo. Y ahí permanecía tiempo sin tiempo, minutos y minutos sin contar las horas. En mucha ocasiones hasta que el sueño la vencía. O se desmayaba.

Sus hermanas le recomendaron visitar a un siquiatra que tenía mucha fama en estas cuestiones. Ella, con desdén, les contestaba que El era su siquiatra y su médico y su maestro y su...

En su bolso siempre llevaba una libreta de piel amarilla, donde descansaba sus suspiros, congojas, ausencias, piropos y  sus huidas,  que también los había, sobre todo si había conflictos a la vista. En ese momento ella se ponía en pie, cambiaba el rumbo y decía y hacía : ¡A toda máquina!.

De vez en cuando se la veía llena de nostalgia, con una melancolía de lluvia pausada que la ahogaba lentamente y no la dejaba respirar. Esos días era incapaz de levantarse de la cama y ponerse los pantalones vaqueros desgastados y el suéter ajustado que tan bien resaltaba su bella figura. Eran los momentos de ausencia de El, en los que se sentía rota, casi desesperada, vacía, abandonada. Otras veces la angustia era tan voraz que la hacía andar, andar, andar de un lado para otro, y no le permitía estar quieta. Como una loba herida, solo deseando emigrar a no sé qué tierra, en busca de qué se yo qué.

“¡Qué cerca te siento, Oh Dios! y qué lejos cuando te vas!”, decía a sus dos íntimos hablando de su amor.

Pocos la entendían. Tan pocos que se fue alejando del mundo que no le interesaba. “No se puede echar margaritas a los cerdos”, le gustaba  repetir una y otra vez. No era amiga de dar explicaciones ni de justificar sus comportamientos.
Su ternura  la desbordaba,  imposible de contener, de encerrar, de inhibir.

Poco a poco empezó a escribir su diario y llenó cientos de páginas sinceras con olor a lavanda natural. Tenía miedo que no la comprendieran, por eso no quiso nunca publicar sus confesiones como  Agustín de Hipona. ¡Y no sería porque no tuvieran interés!.

Hoy ya tiene el cuerpo flácido y está de vuelta de muchas críticas, de miles de murmuraciones, de cientos de dedos señalándola como impúdica, como mal ejemplo para la vida religiosa, pero me bastó una tarde, una sola tarde con ella, para saber que aquella mujer no estaba loca, que sus ojos y sus manos habían hecho el amor cientos de veces con el Amor y sus besos sabían a miel, la más dulce miel y sus abrazos no eran de esta piel. Sabían a cielo .

Como si fuera un ángel. O Clara de Asís.

 

Enviado por Valentin Turrado

viernes, 14 de mayo de 2010

A través del tiempo

 

por el todo que habita el mundo

por el sueño perdido y las diferencias

encontradas; tras de mí, se levantan

siglos de lucha y sangre de puertas

cerradas.

Las preguntas sin respuesta se

agolpan en la mente, ciudades

separadas por ideologías que parten

la conciencia de un gobierno que

grita desolación e injusticia.

A ciegas nos topamos con la piedra

de la indiferencia, con dinero lavamos

la conciencia y compramos el sueño

ajeno, jugamos con ilusiones engendrando

odio.

Vamos diluyendo  la verdad

según los cristales con que la

conveniencia viste nuestros ojos

vendemos al mejor postor la vida

y el alma.

Mayte G.

Más cosas de Mayte G.

jueves, 13 de mayo de 2010

ESCENAS DEL PAGO DE SAN CLEMENTE

Como ya nos hicimos eco en el Blog recientemente celebramos el último Curso de Crecimiento Personal en Extremadura.Como todos los celebrados hasta ahora tuvo lugar en la Residencia del Pago de San Clemente,cerca de Trujillo.Un lugar entrañable ya para todos nosotros y que va unido a nuestro proceso de Crecimiento Personal. En estas imágenes podéis ver algunos de los buenos momentos que vivimos allí.Ahora que han pasado algunos días es una buena ocasión para recordar estos momentos ,y los no tan buenos,para que nos sirvan de acicate y estímulo del camino emprendido.Con nuestro abrazo a todos los asistentes y el deseo de que poco a poco nos acerquemos a la meta,que no es otra que la de ser más felices nosotros y las personas de nuestro entorno.Felicidades y a seguir CRECIENDO PARA AYUDAR Y AYUDANDO PARA CRECER.

Pago de San Clemente 2010 003 C.Crecimiento Abril 2010 002 C.Crecimiento Abril 2010 006 C.Crecimiento Abril 2010 011 Pago de San Clemente 2010 002

domingo, 9 de mayo de 2010

Recuerdo

El recuerdo del Alma
es imborrable,
es como las Pirámides
de Egipto
puede ser sepultadas
por la arena,
pero el viento
o el hombre
pueden descubrirlas.
El recuerdo de la Memoria
es breve,
es un castillo de arena,
que tarde o temprano
es destruido
por el mar
o el viento
y no vuelve.
A veces quedan
unos pequeños
retazos
insuficientes para recordar.

 

Miguelón 1994.

sábado, 8 de mayo de 2010

Me marcho a las monjas

Tenía los ojos verdes, escondidos detrás de la timidez de su gafas, recordando a la primavera a punto de explotar. Eran como la hierba fresca y húmeda. Ellos no sabían de doblez. Solo de bondad.

Le citó, en aquel templado mes de abril , en la plaza Miguel de Unamuno. Se sentaron de frente en aquel viejo banco de piedra que de tantas confidencias había sido testigo. Los niños jugaban en el parque.

-    Tengo tres hermanas y ningún hermano. Quiero que seas mi hermano. ¿Aceptas?.
-    Sin apenas dejar terminar la pregunta, él dijo sí.

En el mes de mayo, en el recibidor de aquel viejo convento, en un clima tranquilo, sereno, hondo como el manantial más puro, ella se declaró:

-    Me marcho a las monjas.
-    Qué seas feliz, le dijo él.

No era una decisión precipitaba ni fruto de frustración o desengaño alguno. Se sentía cortejada.
No miento si os digo que atraída por alguien que le había pedido relaciones y noviazgo. Yo la vi más guapa que nunca, envuelta en aquel corazón grande como toda Salamanca entera. No olvidaré aquella diadema de colores con la que recogía su pelo y aquellas mejillas sonrosadas, que parecían que estaban encantadas.

Enviado por Valentin Turrado

viernes, 7 de mayo de 2010

EL AMOR DA ESPERANZA Y LA ESPERANZA ENGENDRA AMOR.

Carl Jung dijo en cierta ocasión que las personas recluidas en los manicomios nunca tuvieron a nadie dispuesto a escuchar lo que tenían que contar. El ser humano es complejo: aspectos biológicos, económicos, sociales, culturales, espirituales... pero ninguno es secundario. De aquí nace la imperiosa necesidad de tratar a las personas de manera relacional y totalizante. En el terreno de la salud mental importa mucho el sufrimiento, que equivale a tener un estado de ánimo de la carencia de algo fundamental. El sufrimiento es principio de curación y requiere un correcto acompañamiento en el que, además de la solidaridad y la justicia, se necesita piedad y caridad que generan compasión y posibilitan una auténtica empatía relacional. Ninguna experiencia de sufrimiento se suple con los tratamientos biológicos tan sólo. La atención a esas personas requiere de una asistencia que despierte esperanza. Sin esperanza el sufrimiento es insoportable. El amor da esperanza y la esperanza engendra amor. La esencia de la ayuda consiste ante todo, no en dar mi esperanza y razones de vivir, sino en despertar la esperanza básica de la persona que sufre. ¡Qué necesitados estamos de cultivar la propia esperanza para poder entrar en relación! Pero la esperanza, que es relación subsistente, se funda en la relación subsistente por antonomasia: el amor.

Carlos DÍAZ es profesor de Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid.

lunes, 3 de mayo de 2010

CRECIMIENTO PERSONAL EN EXTREMADURA

Creciendo para ayudar,ayudando para crecer. Con este lema el pasado fin de semana del 22 al 25 de Abril, tuvo lugar en el Pago de San Clemente(Trujillo) una nueva edición del Curso de Crecimiento Personal,perteneciente al Programa de Agentes de Ayuda. Medio centenar de personas de diversos  rincones de las dos provincias extremeñas ,deseosas de crecer para darse a los demás,bien en el Teléfono de la Esperanza o en su vida cotidiana,donde todos,de alguna forma,ejercemos de agentes de ayuda. El ambiente del curso,como en todos los que solemos hacer en el TE,fue de una gran apertura y alegría por compartir nuestro propio crecimiento personal con otras personas , haciendo de esta experiencia ,única y personal,una experiencia colectiva solidaria y compartida entre todos los presentes. Como en todos los cursos son muchos los recuerdos que nos llevamos para casa,pero quizás el más importante el de la alegría de compartir nuestras vivencias personales con un puñado de nuevos amigos,que desde ahora lo serán para siempre. Como muestra de  esta alegría en la fiesta del dar y compartir que son todos los cursos del TE,sirva la imagen del grupo,pues una imagen vale más que mil palabras.Próximamente publicaremos más fotos del Curso en el Blog.

C.Crecimiento Abril 2010 017

sábado, 1 de mayo de 2010

La niña que quería la luna

Margarita era una niña abierta, simpática y juguetona. Sus padres la querían con locura. Con sus hermanos era habladora y mimosa. Como era lista,  en el colegio sacaba buenas notas y hacía los deberes con prontitud. Le gustaba ayudar a su madre a barrer la casa y a recoger los huevos de las gallinas. Con su gato jugaba a hacer trastadas, pero siempre discretas y a escondidas. Sin duda, era una buena niña.

    Pero, - ¡todas  las personas tenemos un pero!- se empeñaba en inventar juegos imposibles de realizar que siempre le salían mal, como bailar  peonzas sin pico, saltar gomas que no estiraban, colocar columpios en ramas de árboles finas y delicadas o tratar de saborear las cerezas antes de que madurasen. Esto le hacía sentirse inquieta y desdichada, aunque nadie se daba cuenta de ello.

    Cuando llegaron los Reyes Magos, además de las cosas de costumbre – una muñeca, una pizarra, pinturas de colores, guantes para la nieve.. – les pidió la luna. Cuando le entregó la carta al Paje Real éste quedó extrañado:
-    ¡Les has pedido la luna!
-    Sí, porque son Magos
-    ¿Y si te entregan a ti la luna, quién alumbrara la noche, cómo verán ellos para regresar?.
-    No lo sé, pero yo quiero tener algo imposible y eso es la luna. Nunca he conseguido coger con las manos una estrella y subirme a un caballo a galope ni pintar los colores de las mariposas con la misma perfección con que son en la realidad y he pensado que si tengo la luna, todo será posible para mí y cualquier sueño, cualquier ideal lo podré conseguir.
-    ¿Y si no te lo traen?
-    Me sentiré mal. Sufriré y lloraré mucho. Y sobre todo, dudaré que merezca la pena tener muchas cosas si no puedo tener mi mayor deseo.

Y aunque los Reyes son Magos de verdad,  por mas que lo intentaron no pudieron traerle la luna. Sus papás quedaron extrañados de que Margarita no valorase  los muchos regalos que había tenido y que ella de una forma agitada abriese regalo tras regalo y con inusitada rapidez los abandonara, en pos de una luna imposible de quitar del firmamento. Margarita enseguida trató de poner su mejor cara, pero dentro de sí creció una desilusión amarga: jamás podría tener la luna, jamás podría ser plenamente feliz y tenerlo todo.

Muchos años tardó Margarita en darse cuenta que hubiera sido peor para ella que los Reyes Magos le hubiesen descolgado la luna del cielo.

Enviado por Valentín Turrado.