lunes, 26 de octubre de 2009

Asamblea de sentimientos

Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la Tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura, como siempre tan loca, les propuso jugar al escondite. La Intriga levantó la ceja intrigada, y la Curiosidad, sin poder contenerse, preguntó: ¿Al escondite?. ¿Cómo es eso?. Es un juego –explicó la Locura-, en q yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón. Mientras tanto vosotros os escondéis y cuando yo haya terminado de contar, al primero q encuentre ocupará mi lugar para continuar así el juego. El Entusiasmo bailó, secundado por la Euforia; la Alegría dio tantos saltos q terminó por convencer a la Duda, e incluso a la Apatía, a la q nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar: la Verdad prefirió no esconderse (¿Para q? –dijo-. Si al final siempre me encuentran). La Soberbia opinó q era un juego muy tonto (en el fondo lo q le molestaba era q la idea no hubiese sido suya) y la Cobardía prefirió no arriesgarse. Uno, dos, tres..., comenzó a contar la Locura. La primera en esconderse fue la Pereza, q como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino. La Fe subió al cielo y la Envidia se escondió tras la sombra del Triunfo, q con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La Generosidad casi no conseguía esconderse x q a cada sitio q encontraba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos y se lo cedía: q si un lago cristalino, ideal para la Belleza; q si el vuelo de una mariposa, lo mejor para la Voluptuosidad; q si una rendija d un árbol, muy apropiado para la Timidez; q si una ráfaga de viento, magnífico para la Libertad. Así q terminó por ocultarse en un rayito de sol. El Egoísmo encontró un sitio muy bueno desde el principio, un lugar ventilado y cómodo..., pero sólo para él. La Mentira se escondió en el fondo de los océanos, mientras la Realidad se ocultó detrás del arco iris y la Pasión y el Deseo, juntos, dentro de los volcanes. El Olvido..., no recuerdo dónde se escondió, pero eso no importa. Cuando la Locura contaba 999.999, el Amor no había encontrado todavía un sitio para esconderse, x q todo estaba ocupado, hasta q de pronto divisó un rosal y, enternecido, decidió esconderse entre sus flores. ¡Un millón!, contó la Locura, y entonces comenzó a buscar. La primera en aparecer, claro, fue la Pereza, tras una piedra a tres pasos de ella. Después escuchó a la Fe, discutiendo con Dios en el cielo sobre teología; y a la Pasión y el Deseo los sintió agitarse en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la Envidia y, claro, pudo deducir dónde estaba el Triunfo. Al Egoísmo no tuvo ni q buscarlo, salió disparado de su escondite él solo x q había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar, la Locura sintió sed, y al acercarse al lago descubrió a la Belleza; y a la Duda la encontró sentada en una cerca sin decidir de q lado esconderse. Y así, uno a uno, fue encontrando a todos los sentimientos y cualidades humanos: al Talento entre la hierba fresca, a la Angustia en una cueva, a la Mentira detrás del arco iris...(¡Mentira!: ella estaba en el fondo del océano) y hasta al Olvido, q ya se había olvidado d q estaban jugando al escondite. Pero el Amor no aparecía x ninguna parte. La Locura lo buscó detrás de cada árbol, en cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas... Y cuando estaba a punto darse por vencida, divisó un rosal cuajado de rosas. Emocionada tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, hasta q d pronto se oyó un doloroso grito: las espinas d una rosa habían herido gravemente los ojos del Amor, cegándolo. La Locura, desconcertada, no sabía q hacer para disculparse. Lloró, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo. Y así es como desde entonces, desde q se jugó por primera vez al escondite en la Tierra, el Amor es ciego y la Locura siempre lo acompaña.

Fin

 

Enviado por Elvira Menacho

No hay comentarios: