sábado, 7 de mayo de 2011

MI HIJO ES GAY

PERTENECIENTE A LA COLECCIÓN DE RELATOS  TELEFÓNICOS “BEBIENDO LÁGRIMAS”

(El contenido de este relato es pura ficción.Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia)

Le llamo ahora que no está mi marido. Ha salido con la perra a dar un paseo. Si en algún momento de la conversación le cuelgo, no le parezca mal, es que ha llegado a casa y no quiero que nos oiga.

Sé que esta llamada es anónima y que nuestros nombres permanecerán en el olvido. Eso me da confianza. El otro día tenía vez con el psicólogo de la Seguridad social y cuando entré y vi que era un hijo de una de mis amigas, me quedé pasmada, incapaz de decir nada. Le pregunté por su madre y me fui. El todavía se estará preguntando por el motivo de mi visita.

Le cuento.

Mi hijo vino hace un par de meses a casa y nos confesó que tenía un novio. “¿Novio?”, preguntó sorprendido su padre. Sí y estoy viviendo con él, dijo él. Su padre se puso de los nervios e hizo añicos el vaso que tenía entre sus manos. Mi hijo se calló como un mudo. Yo no sabía qué hacer ni a quién atender de los dos. Siempre en medio, siempre en medio, destensando la cuerda que los dos tensan. El crío se marchó sin decir ni una palabra más. Su padre le despidió con caricias hasta la misma puerta: “¿Qué eres un maricón?. Lo último que me podía esperar de ti. En esta casa no vuelvas a entrar hasta que no seas un hombre normal. No me importa que te líes con las mujeres que sea, pero ¡homosexual no!. No quiero verte más...”

Se puede imaginar el espectáculo. Fuimos a urgencias y a mi marido le diagnosticaron un ataque de ansiedad. Desde entonces está con tranquilizantes y yo como siga así acabo tomando prozac....

¿Usted se da cuenta de la cruz que nos caído encima?. ¿Qué hemos hecho nosotros?. No hay derecho, no hay derecho...

Oiga, ¿un gay es un degenerado?. ¿Un desequilibrado?. ¿Es un trastorno de la personalidad?...

Estoy tan preocupada. ¿Que a mi qué me parece?. Pues no lo sé... ¡Dios mío, mi hijo gay!. Mi propio hijo saliendo del armario...

Pienso eso que me sugiere. ¿Es feliz su hijo?.

Es una buena pregunta, ¿sabe?. No había deparado en ello. Yo también era de la idea de que lo importante es que nuestros hijos estuvieran contentos, que se realizaran y tuvieran su propia vida.... ¡Qué bien se habla en teoría!. Es para mi una piedra demasiado grande para digerirla en apenas dos meses.

Es verdad, necesito tiempo. Y mi marido, no te digo. El amor de una madre no puede estar condicionado a una inclinación sexual más o menos al uso. Debiera ser incondicional.

No estoy preparada para que vuelva a casa. Voy a llamarle por teléfono y quedar para tomar un café . Le expresaré mis dudas y cómo me he sentido al saber la noticia. Tendré que escucharle, mirarle a la cara, oír sus razones. Me gustaría tener fuerzas y abrazarle, con el cariño de una madre, que aún no entiende, pero que tampoco desea arrojarlo de su vida.

¡Qué curioso, en esta hora larga que llevamos hablando, es como si estuviera dando a luz una nueva forma de afrontar este trauma familiar y usted hubiera sido mi partera!. Que milagros hace la comunicación... Estoy asombrada.

 

VALENTIN TURRADO

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