viernes, 9 de marzo de 2012

El Teléfono de la Esperanza volverá a tener línea en la capital vizcaina

Deia

 

Lo pondrá en marcha una ONG del mismo nombre que opera en 25 ciudades

JOSÉ BASURTO - Domingo, 12 de Febrero de 2012 - Actualizado a las 05:40h

  • Fátima Montenegro, una de las promotoras del nuevo Teléfono de la Esperanza.

BILBAO. La línea del Teléfono de la Espezanza se cortó hace algo más de un año con el fallecimiento de su fundador, el fransciscano Jesús Biain. Atrás quedaban 40 años de un servicio destinado a escuchar a personas que sufrían la soledad o padecían problemas relacionados con el alcohol y las drogas. Ahora, un grupo de voluntarias y voluntarios, encabezado por Fátima Montenegro, quiere restablecer lalínea de vida que proporciona el Teléfono de la Esperanza. Apoyados por la ONG del mismo nombre que opera en 25 capitales españolas, así como en Europa y Latinoamérica, los promotores esperan que el nuevo teléfono entre en servicio dentro de un año. Hasta entonces, los voluntarios que quieran tomar parte en esta aventura solidaria recibirán cursos de formación para poder prestar una ayuda "respetuosa, profesional y gratuita".

La idea de implantarse en Bilbao no es nueva. "Desde hace unos cuatro años", cuenta Fátima, "la central del Teléfono de la Esperanza en Madrid ya vio la posibilidad de ponerlo en marcha aquí, pero como ya existía uno, que lo llevaba un cura, no queríamos interferir ni duplicar el servicio". Una vez que dejó de funcionar el Teléfono gestionado por Jesús Biain desde el convento de los franciscanos en Iralabarri, Fátima y los responsables de la ONG madrileña decidieron retomar el proyecto. Ella conoce a fondo el Teléfono de la Esperanza ya que colabora con la asociación, lo mismo que su madre, que es voluntaria en Zaragoza desde hace 12 años. "A mí me gusta", confiesa Fátima, "porque además de poder atender a personas en situación de crisis emocional, intento que a través de la comunicación creamos sociedades sanas, que en la medida en que nos tratemos mejor, con cariño y afecto, eso hará que todos vayamos mejor por la vida".

La puesta en servicio del Teléfono va a tener que ir quemando etapas a lo largo de los próximos meses. Estos días Fátima y María José, otra de las voluntarias emprendedoras, se entrevistan con las instituciones, Ayuntamiento y Diputación, para presentarles el proyecto. "Estamos teniendo un acogida muy buena", señalan las dos.

CURSILLOS Mientras tanto hacen gestiones para tener todo a punto para el primer cursillo que recibirán los voluntarios. Se desarrollará durante los días 22 al 25 de marzo en Bilbao y será impartido, entre otros, por Jesús Madrid, uno de los hermanos del fundador del Teléfono de la Esperanza en la capital del Estado. "Tenemos que formarnos como personas para poder prestar una ayuda de calidad", señala Fátima. Para ello tienen que realizar un primer curso sobre "el conocimiento de uno mismo", un segundo cursillo en septiembre versará sobre el "crecimiento personal" y un tercer seminario en enero sobre técnicas de ayuda, "cómo hacer un encuentro de ayuda que sea fructífero, sano y eficaz", resalta Fátima.

El Teléfono de la Esperanza está activo en 25 ciudades del Estado. La asociación cuenta con 1.800 voluntarios para ofrecer ese servicio de ayuda durante las 24 horas del día los 365 días del año. Los cálculos que han hecho Fátima y María José sobre las necesidades del Teléfono en Bilbao son de "un mínimo de 40 voluntarios". En estos momentos hay un equipo de unas 11 personas que están dando los primeros pasos para que el Teléfono de la Esperanza sea una realidad dentro de algo más de un año en la capital vizcaina. "Hay bastante gente interesada", comenta Fátima, "y para los cursillos ya tenemos unas 65 personas apuntadas".

AYUDA Los servicios que ofrecerá el Teléfono de la Esperanza no se limitarán a la ayuda telefónica. "Si alguien llama y tiene un problema le ayudaremos a través de especialistas como sicólogos, educadores sociales o abogados, pero también ofreceremos la promoción de la salud emocional a través de cursos y talleres", insiste Fátima. Así lo hacen en los diferentes centros desperdigados por el mundo y así lo harán en Bilbao. "Quien se ponga en contacto con nosotros", prosigue, "debe saber que al otro lado de la línea telefónica se va a encontrar con una persona que le va a respetar, va a tener confidencialidad, no va a moralizar y no le va a juzgar".

Según la memoria del Teléfono de la Esperanza sobre el ejercicio 2010, durante ese año recibieron en sus sedes un total de 114.000 llamadas, de las cuales de un 10 a 15% "estaban relacionados con temas suicidas". "Las personas, en general, no queremos suicidarnos", dice Fátima, "pero hay gente que no tiene dónde agarrarse y no encuentra a nadie que le dé el último apoyo para no hacerlo. En el Teléfono esas personas encuentran ese dónde agarrarse. Es una esperanza de ayuda. Este es el servicio más espectacular que tenemos, pero lo que intentamos es que a través de talleres la gente no llegue a esos extremos".

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