domingo, 8 de enero de 2012

Soledad, una amiga común

Foto de Soledad, una amiga común

Afecta a ricos y pobres por igual. No entiende de géneros, ni de edades. Es la enfermedad de la soledad, que tiene fácil solución: la escucha atenta y activa. El Teléfono de la Esperanza pamplonés (el número 948 24 30 40) ha atendido en lo que va de año más de 3.000 llamadas telefónicas, y "todavía queda diciembre, que son días complicados", explica Alfonso Echávarri, psicólogo de la asociación.

El pasado 17 de noviembre se celebró en Navarra el Día de la Escucha, con una mesa redonda titulada Cuidamos bien, cuidamos todos, donde se trató la importancia de escuchar a la persona cuidadora, que día a día se encarga de sus familiares dependientes. Además, se reconoció la labor de los psicólogos Paloma Pérez, Emilio Garrido, Ana San Antonio y el psiquiatra Vicente Madoz.
El Teléfono de la Esperanza navarro comenzó su andadura en 1978, y ha ido creciendo hasta ubicar su sede en el número 13 de la calle San Blas de la Rochapea, donde tienen salas para trabajo grupal y hacen talleres. Aunque es conocida por la tradicional atención telefónica, la asociación imparte diversos programas de manera gratuita. En la actualidad, son 16 los diferentes grupos que están funcionando: autoestima, superación afectiva, elaboración del duelo, aprendiendo a vivir, comunicación positiva y cuidado del cuidador, entre otros.
"Nosotros trabajamos en cuatro áreas. La primera es la intervención en crisis: es el servicio de orientación telefónica permanente, atendido por voluntarios. La segunda área es la promoción de la salud emocional, donde damos cursos de desarrollo personal" explica Echávarri. "La tercera área es enseñando a ayudar. Con este programa de agentes de ayuda, preparamos al voluntario durante un año. También contamos con una formación un poco más extensa, como el curso superior de coaching. La última área es cooperación internacional, donde apoyamos el proyecto de construcción de una sede en un barrio marginal de Buenos Aires", añade el psicólogo.
A lo largo de los últimos años, el Teléfono de la Esperanza ha experimentado un aumento en el número de llamadas recibidas. En 2010, 2.752 navarros solicitaron este servicio, cifra que ya se ha superado este año. "Es una realidad asociada a los tiempos que estamos viviendo. Los problemas son parecidos a los de siempre, pero la gente llama más porque son tiempos más duros. Básicamente, las personas quieren ser escuchadas, son problemas de soledad y de relación con los demás", explica Echávarri.
El psicólogo apela a una pérdida de valores, una sociedad donde cada uno "va a lo suyo", "se oye, pero no se escucha". Esa escucha, explica Echávarri, es muy terapéutica.
Cuando todos los miembros de una familia están en paro, las relaciones se resienten. "Un problema que en tiempos normales se podría gestionar de forma autónoma, resulta mucho más complicado de resolver con problemas añadidos", explica el psicólogo.
El 70% de quienes marcan el número de la Esperanza son mujeres de 45 años, trabajadoras o no, de cualquier estrato social. "Afortunadamente, la mujer tiene recursos emocionales", explica el psicólogo. "El poder contar lo que te pasa es algo muy liberador. Respecto al hombre, por motivos culturales y educativos, se consideraba débil al que mostraba sus sentimientos: todo lo contrario, hay que tener mucho valor para abrir el mundo emocional propio", añade el psicólogo.
Expansión
La asociación, que tiene un convenio con la Agencia Navarra para la Dependencia y recibe también financiación privada, está realizando una apuesta activa por salir de Pamplona y extenderse a toda la comunidad.
"Este año hemos formado grupos de voluntarios en Tudela y damos cursos y talleres de concienciación positiva allí. Salimos también a Estella, Tafalla, Lakuntza, etc. Estamos en un período de expansión: el 26 de noviembre comenzamos un intensivo en la escuela de padres de Tudela, por ejemplo", explica el psicólogo.
Entre otras actividades, el pasado 24 de noviembre, el Teléfono de la Esperanza celebró en Civican unas jornadas, El suicidio en la adolescencia, que reunió a unos 180 profesionales de la Comunidad y del Estado.

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