“Inteligencia ecológica” y “justicia climática”, ideas claves en la nueva concepción de la protección del medio ambiente
Cada día hay más evidencias científicas que nos alertan sobre el grave deterioro que viene sufriendo el medio ambiente por la acción del hombre. Es cierto que, durante miles de años, el ser humano tuvo que luchar contra la Naturaleza para sobrevivir y encontrar un lugar entre sus valles y montañas, orillas y cavernas. Hoy sucede al contrario: la Naturaleza está siendo desplazada por el hombre, de manera que existe una desconexión profunda entre el hombre actual y la Naturaleza. Mientras la gente vivía en contacto con la tierra, existía una “memoria ecológica” que pasaba de generación en generación. Con la inmigración masiva a las ciudades, ese conocimiento se fue perdiendo.
Hemos tenido que darnos cuenta de que comenzábamos a perderla, para admitir que los seres humanos somos parte de la gran diversidad que constituye la Naturaleza y que, para sobrevivir, hemos de conservarla. Cada vez somos más conscientes de que debemos recuperar la armonía con el medio ambiente. Y para ello tenemos que cambiar nuestro modo de pensar, tenemos que desarrollar –como defiende el conocido psicólogo Daniel Goleman- nuestra “inteligencia ecológica”, que es la sensibilidad por querer escuchar y comprender los mensajes que nos está enviando nuestra madre Tierra.
Por esta razón y con motivo del Día de la Escucha, que se celebra el 15 de noviembre, el Teléfono de la Esperanza ha elegido este año el lema “a la escucha de la Naturaleza” para manifestar que medio ambiente y ser humano no se contraponen, sino que son dos elementos de una misma realidad. Si cuidamos nuestro hábitat natural, nos cuidamos a nosotros mismos. Además, la Naturaleza nos enseña a salir de nuestro ego y disfrutar de nuestra verdadera identidad: el nosotros.
Asimismo, con “la escucha a la Naturaleza”, el Teléfono de la Esperanza quiere mandar un mensaje a toda la sociedad sobre la importancia transcendental que tiene la lucha global en favor de la “justicia climática”, porque son los pueblos más empobrecidos del planeta los que más están sufriendo la degradación del medio ambiente. Esta realidad nos tiene que llevar a todos a reflexionar sobre las consecuencias ecológicas y sociales del modelo de consumo que practicamos, si consumimos lo que necesitamos o desperdiciamos lo que les va a faltar a otros seres humanos. Por tanto, con motivo de la celebración del Día de la Escucha, el Teléfono de la Esperanza quiere sensibilizar a la sociedad sobre los efectos beneficiosos para todos que tiene la promoción de un consumo justo, responsable y solidario, que supere el individualismo y que se limite por amor y compasión con aquellos que no pueden consumir lo necesario para subsistir.
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