lunes, 20 de agosto de 2012

6 consejos para afrontar una crisis por pérdida de empleo

 

Juan Manuel Martín
Psicólogo del Teléfono de la Esperanza

Aunque el hecho de tener trabajo no hace a las personas más felices, está demostrado que no tenerlo es causa de infelicidad. El trabajo representa, no sólo una forma de ganarnos la vida, sino que pone orden en nuestro día a día y da sentido a nuestra existencia, puesto que se trabaja para dar un servicio a alguien y en ocasiones, podemos ver el efecto satisfactorio que produce sobre quien lo recibe. Hago esta introducción para resaltar que en estos momentos de crisis económica y social, también la pérdida del propio empleo, supone una crisis personal, individual.



¿Qué hacer cuando recae sobre uno mismo la crisis económica y nuestro trabajo peligra o lamentablemente, lo perdemos?



Confianza. Lo primero es intentar conservar la calma. No se hunde el mundo, no es un fracaso personal. Si hasta ahora hemos demostrado ser profesionales eficientes, capaces, voluntariosos, también debemos confiar en nuestra capacidad de adaptarnos a nuevas situaciones laborales.

EN LO PERSONAL: PSICOLOGÍA POSITIVA. Podemos dedicar parte del tiempo que nos queda a investigar lo que en Psicología positiva se denominan fortalezas personales, descubriéndolas y profundizado en ellas, puede mejorar nuestra calidad de vida y abrirnos nuevos caminos profesionales. Están dividas en seis tipos que a su vez se pueden subdividir.

  • 1.Sabiduría y conocimiento: Implica la adquisición y uso del conocimiento; creatividad, curiosidad, deseo de aprender...
  • 2.Coraje: Consecución de metas ante situaciones de dificultad externa o interna; persistencia, integridad, vitalidad...
  • 3.Humanidad: Cuidar y ofrecer amistad y cariño a los demás; amor, amabilidad...
  • 4.Justicia: Conlleva una vida en comunidad saludable; responsabilidad social, lealtad, trabajo en equipo...
  • 5.Moderación: Nos protege contra los excesos; humildad, prudencia, autocontrol...
  • 6.Trascendencia: Provee de significado a la vida; gratitud, esperanza, espiritualidad...

EN LO LABORAL: UN MUNDO CAMBIANTE. Nuestra ocupación a lo largo de varios años nos ha hecho diestros en ciertas habilidades, pero quizá también hemos olvidado algunas otras o tengamos que aprender nuevas destrezas.

         En primer lugar,  los conocimientos informáticos son los más demandados hoy en el mercado laboral. Usamos el ordenador como entretenimiento: correo electrónico, redes sociales, búsqueda de información..., pero hay otros aspectos en los que podríamos mejorar: ofimática, diseño gráfico, diseño de páginas web, programas específicos para ciertas ocupaciones... Si, hasta ahora el mundo de la informática nos ha sido ajeno, debemos aproximarnos a él sin complejos, sintiéndonos tan capaces como el que más: “Si crees que puedes, tienes razón, pero si crees que no puedes, también tienes razón”.

         Otra demanda del mundo laboral actual son los idiomas. Es complicado a cierta edad, iniciarse en el conocimiento de idiomas.  Más bien lo conveniente sería mejorar el nivel del idioma que se estudió en los años escolares: inglés o francés. Si hay que partir de cero, mejor un idioma que tenga similitudes con el propio, como el italiano, portugués, que otros de más difícil comprensión gramatical como el alemán, árabe o ruso, pero todo es ponerse. El alemán es un idioma que está siendo muy demandado desde que muchos españoles están optando por buscar su futuro en Alemania.

         No  hay que descartar la posibilidad de encontrar trabajo en un lugar distinto a donde se habita. Antes de emprender una aventura laboral en un país extranjero con idioma y costumbres distintas, puede tener mayor viabilidad plantearse la movilidad regional o nacional. Si acabamos trabajando en una región con idioma propio, debemos abrirnos al conocimiento de ese idioma, lo que facilitará nuestra integración.
Una opción muy actual es la de emprender un negocio o actividad por cuenta propia. En la situación de crisis en la que vivimos son miles de personas la que están formándose en proyectos con los que crear su pequeña empresa o su puesto de trabajo autónomo.



Flexibilidad. Una realidad que hay que aceptar, es que la época de los salarios altos y el trabajo fácil (si alguna vez la hubo) ha terminado. Las exigencias son altas y los salarios son cada vez más bajos, por lo que una alta pretensión en este aspecto,  dificultará  nuestra reinserción laboral. Ya habrá ocasión de reivindicarnos laboralmente cuando la situación económica mejore.

EN LO SOCIAL: FAMILIA Y AMISTADES. Es el momento de reencontrarnos con la familia, amigos y abrirnos a nuevas amistades que amplíen nuestra red social, porque la extroversión y la amistad, está demostrado que aumentan el bienestar subjetivo (felicidad) de la mayoría de las personas.

Voluntariado. Puede ser un buen momento para colaborar en cualquier voluntariado, si no en lo económico, pues no corren buenos tiempos, si dedicando unas horas a la semana, lo que nos proporcionará gratificaciones personales y puede ser la ocasión para conocer personas que tienen intereses comunes a los nuestros, con los que se pueden establecer lazos de amistad y ayuda mutua.

Para terminar, una idea de W. G. Ward (escritor y teólogo inglés):

“El pesimista se queja del viento. El optimista espera a que cambie. El realista ajusta las velas”

Seamos realistas.

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