martes, 16 de agosto de 2011

DESANDANDO EL CAMINO DEL AMOR

(Este relato es totalmente ficticio,cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.Extraído de la Colección  “Bebiendo Lágrimas)

Buenas tardes, ¿teléfono de la esperanza?.
Por la voz no pareces mayor. ¿Te puedo tutear?.  Una amiga me habló de vosotros y por eso estoy aquí. Bueno, por eso, y por mi necesidad de salir de este terremoto abrupto que me ha enterrado en mis propios escombros, como le ha pasado a los de Lorca. Quizá te parezca una tontería, a mi te aseguro que no.

Tal vez estés cansado para escuchar historias en serie, historias tristes de personas solitarias. Perdona si te amargo esta tarde del sábado. Necesito hablar, decirle a alguien lo que me pasa y que él haga de espejo de mis dudas y de mis ansias. ¿Te importa?

Esta es la hora de la siesta, cuando la mayor parte de la gente reposa en su sofá para  permitirse una cabezada. Quiero sacar las ideas que me hacen daño y me golpean.

Estoy contigo en lo importante que es verbalizar lo que nos duele, ventilarlo. Eso es lo que necesito: que entre aire fresco a mi cabeza,
Acepto tu invitación. Voy a dejar que el aire limpio de la montaña me limpie por dentro. Te doy permiso para que sacudas mis zozobras. ¿Te importa que abra la ventana?..

Ya estoy otra vez. Verás, tengo 46 años, estoy separada y divorciada desde hace más de seis . Mi compañía es mi hija y mi madre, que vive independiente.

Me encuentro confundida. Enrabietada. Triste. Hace un año por estas fechas conocí un hombre que me cautivó. Me sedujo y me dejé seducir como una chiquilla chimeriza que aún no ha roto su..... No es una exageración. Así fue.  Me llegué a enamorar de su voz, de sus detalles y de su cuerpo. Hoy se ha convertido en una obsesión que no puedo –  a veces no sé si quiero - quitarme de la cabeza...

Es un tipo que encandila, que te envuelve en un ambiente mágico al que no puedes ni deseas dejar de acudir. Te despierta cada mañana con palabras en tu móvil que te parecen embelesadas.”Cada día amanezco suspirando por ti”. “Estoy en tu almohada descansando cada noche”. “Eres la mujer más bonita del mundo”.”Tu cuerpo es una finca inmensa de frutas tropicales..”. Y otras zalamerías así. Puede parecer cursi, pero a mi me dan fuerzas para levantarme y empezar un nuevo día. ¿A ti te gusta que te digan estas cosas?
Ya, lo entiendo.. A mi me aportan paz y sosiego para adentrarme en el sueño de cada noche. Porque me hace sentir alguien especial.
¿Tú sabes lo que es eso?. ¿Qué alguien te susurre que eres un perfume embriagador?.

Nunca me había topado con un hombre así. Un Don Juan. Sus flores y sus regalos iluminan mi vida, aunque su voz me está vedada, sólo  para cuando él quiere. Si le llamas no te contesta. Si me llama me tiene pronta, segura ,cierta.

Este mismo fin de semana he estado esperando su cita y su cita no ha llegado. Estará ocupado. Me entran ganas de mandarle un mensaje: “Que disfrutes y pases un día agradable con..”.
¡ No y no!. Estoy aquí. Hablando contigo. A la mier..

Necesito oírme que soy una tonta, una mujer estúpida, que está jugando con su vida como si fuera una adolescente, una niña encantada con un Príncipe azul que sabe que es mentira, que es un mezquino.

Eso es lo que es este hombre. Una mentira continua. Mentira cuando en nuestra primera cita en Toledo estaba ansioso por comprar el periódico y saber que tiempo hacía en Santiago, para responder a su última conquista: “Oye, mira, estoy en la plaza del Obradoiro; llueve a cántaros y el día no me va a permitir ni un paseo por la ciudad; ¡cómo me gustaría que estuvieses aquí!..”. Sin embargo, no estaba en la capital gallega, el día pintaba un azul intenso y con su boca no pisaba otras calles que mis labios desconcertados.

Al principio pensé que sería una broma, un juego sin importancia.
La primera vez que compartimos la alcoba nos despertó la música dulzona de su móvil. “Disculpa, ahora no puedo hablar, no debo de tener cobertura, estoy cruzando un túnel...”. El túnel no era otro que aquel que conducía hacia mis adentros. Sentí desasosiego y mi cuerpo se quiso cerrar para él sin cerrase. “Mira, yo soy un hombre que necesita varias...”. Mis oídos dieron un portazo, no querían oír tan miserable declaración.

No sé que pensarás, pero su confesión forzada se me fue metiendo dentro y cuando me quedaba sola me hacía daño, se me clavaba en los riñones como una espina imposible de sacar. Sus gestos cotidianos me ayudaban a sobrellevar sus engaños. A prolongar mi ceguera.

Con el tiempo me he dado cuenta de que los mentirosos tienen un serio problema: los demás tenemos memoria. Recordamos sus contradicciones y nos acostamos con sus mentiras.

Soy una mujer fiel, deseosa de fidelidad. Busco un amor que sea entero y un hombre que tenga verdad en sus ojos y en sus manos. No soy una mojigata, te lo aseguro, pero tampoco una concubina de su harén.

El amor ha tejido en mi una tela de araña de afectos, necesidades y mensajes de los que no consigue liberarme. Siento que me estoy destruyendo, anulando , que quiero otra cosa y que tengo derecho a otra cosa. Cuando creo que voy a romper y decir ¡basta!, oigo su voz melodiosa, envenenada, manipuladora, que me reclama y yo vuelvo a caer en la red de sus brazos , escuchando sus palabras narcotizantes: “¡Eres mi dorado, mi dorado...!”. ¡Maldita sea!. A partir de ahí, no soy nada, una muñeca de trapo que se deja y se deja manosear, mientras él me rodea con sus torcidas delicadezas.

Quiero salir de este laberinto. Jamás pensé que el amor podría ser tan ciego y tan destructor. Me dices que en mi está la respuesta, aunque yo me vea como un jeroglífico de dudas, una pirámide sorteada por pasillos oscuros y salas funerarias. Esto que siento me está haciendo daño, está minando mi autoestima y me está reduciendo a una marioneta vestida de colores.

Contéstame sólo a esto: ¿Cómo se desanda el camino del amor?.¿Cómo se vuelve a tener las riendas de la vida?....
Ya, te entiendo. Para ti sería fácil despejar esa incógnita, pero tengo que ser yo la que dé a luz mi propia verdad, mi propia luz.
Oye.., me gusta eso de dar a luz desde mi propio cuerpo. Yo he sido madre y es doloroso. Parece que te abres a la mitad, como si te partieras en dos. Así parí yo. Es duro ese parto necesario al que me invitas. ¿Tú qué eres,  la comadrona?....
¡Ay, ay....!. No sé si seré capaz.

Parece que quiere asomar la cabecita.... ¡Qué dolor!. Creo que me cuesta  tanto porque me da miedo la soledad, volver a los días fríos, sin compañía, los días de rutina y telenovelas. Me desangro. Corta si quieres, si tiene que ser....

Permíteme una cita de Nietzzsche que refleja lo que estoy viviendo: “Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que de ahora en adelante ya no podré creer en ti”....

Me gusta eso que me sugieres. Tal vez me venga bien ensayar la despedida, prepararme para una ruptura que necesito para volver a ser yo misma y tener el control de mi propia película. ¿Por qué la vida es una película, verdad?. Voy a ensayar de actriz, como me sugieres:

“Oye,  he estado pensado y no quiero verte más; no soporto ser una más de tu colección y seguir escuchando tus comedias; nada, que rompas mi móvil y te olvides de donde vivo...”. Temo su mirada. Su boca. Sus caricias. Temo mi miedo. Mi aislamiento. ¡Ah...!

No, no le voy a llamar para despedirme. Prefiero escribirle una carta clara y concisa o mejor aún no contestar a sus llamadas, no presentarme a sus encuentros. Justo, el silencio es mi fuerte. Será mi respuesta. Se adapta mejor a mi forma de ser y de encarar los problemas. El silencio duro que no tiene vuelta atrás. El silencio que es el mayor desprecio... Gracias por invitarme a que me apoye en mis fortalezas....

Cómo agradezco estos espacios sin voz....
Que me hayas permitido permanecer callada durante varios momentos y  no hayas roto ese recóndito misterio que yo siento como “sonoro”,que diría Juan de Yepes. Tan rico, tan luminoso como todas las palabras juntas.
¿Te has dado cuenta que los dos estábamos a gusto silentes?.
Yo sabía que tú estabas ahí y yo tan sólo escuchaba mi respiración rítmica, pausada, jugosa. ¡Qué profundidad de comunicación!...
Gracias por no hablar, por no haberme pedido más palabras que las justas, aquellas que yo necesitaba verbalizar. Por no tener prisa y el reloj ya se ha descolocado más de una hora. ¡Qué tranquilidad me has dado!. Estoy como con fuerzas. Con el depósito lleno de coraje y de decisión........ Soy una mujer que parece nueva. Gracias a...

Me viene bien eso que me dices, cuando su imagen se pose en mi cabeza la sustituiré por otra imagen más bonita y cuando su pensamiento y sus frases bonitas me obsesionen las cambiaré por otras más poderosas. Un clavo con otro clavo se saca. Yo seré ese otro clavo, mi persona, mi rostro, mi palabra, mi voz, mi corazón.

Agradezco que me recuerdes que será necesario un tiempo, que el adiós necesita al menos un par de estaciones y que mi corazón en los días de lluvia o de niebla sentirá anhelos y nostalgias. ¡Hasta que  se seque mi sentir engañado, mi amor  envilecido!. Un día mientras me pinte los labios sentiré que ya no le quiero y por eso ya no le necesito.

¿Cuándo puedo volver a escuchar tu voz?. ¿Que no va a ser posible...!?.

Me cuesta aceptar que este ha sido nuestro primer y último encuentro. Voy a necesitar ayuda, si me dijeras cuando vuelves a turnar... Ya, lo comprendo, la telaraña, el enredo, el laberinto, la dependencia... Me vendría clarificador contarte cómo estoy viviendo el proceso dentro de unos días. ¡Me ha hecho tanto bien.!. Sí, tienes razón, me colgaría de.., sí, de cualquiera que me escuchase como tú lo has hecho y perdería la oportunidad de ser libre, de ser yo.

Claro, ahora lo entiendo, no sin malestar, que el amor que es verdad, no  encadena ni engaña. Nos hace inmensos, infinitos, peregrinos...

¡Oye, que.. muchas gracias!. No te preocupes por este llanto, es de emoción..

VALENTÍN TURRADO
(Voluntario del Teléfono de la Esperanza)

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