sábado, 29 de enero de 2011

RELATOS TELEFÓNICOS “BEBIENDO LÁGRIMAS”

VALENTIN TURRADO

(El contenido de este relato es pura ficción.Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia)

¿Puedo tutearte?. Me pareces joven y así me siento más cómoda. Aunque te parezca extraño me cuesta arrancar. Es como si la vergüenza que normalmente me acompaña se hubiera apoderado de mi.

Creo que soy una mala persona... No aguanto más.... Me había jurado no llorar. Disculpe....
Es por mi madre. Se me hacía tan insufrible que me marché de casa. Tiene 88 años, pero físicamente está muy bien.
Me tiene controlada... Me llama por la mañana y por la noche... Quiere saber todo de mi. No soporta a los chicos con los que he salido.  No sabe nadar en la vida y quiere que me ahogue con ella. Me tiene de salvavidas. No puedo mas....., no puedo más...

Estoy muy excitada, lo reconozco. Hoy mismo soñé con ella, que me ataba a la pata de la cama. Yo gritaba y gritaba y ella más fuerte apretaba las cuerdas. ¡Que me dejaba hasta marcas en las muñecas!. Me desperté sobresaltada y bañada en sudor.

No sé qué hacer. ¿Qué hago...?

Dígame algo. Ya sé que usted no está en mi piel y desconoce el resto de circunstancias de mi vida. ¿Qué es mejor: que se ahogue ella sola o que nos ahoguemos las dos?...

Esto es peor que un calvario. Me sigue los pasos. Me siento perseguida. Mi hermano se marchó de casa antes que yo y no quiere saber nada.

Sí, es verdad, me vendría bien hablar con él, contarle como me siento. Una inútil y encima con un sentimiento de culpa que me machaca.

Me gusta eso que me dices: no he sabido ponerle límites. Nunca lo he hecho, ni cuando desde cría me leía los diarios o me registraba los cajones de mi mesita de noche. Siempre fue una controladora y yo me dejé controlar, así evitaba conflictos y enfrentamientos.

Nooooo... Disculpa los gritos. No son contra ti. Es que necesito reventar. Chillar. “Te odio mamá, te odio”. Aunque esté mal decirlo. Es lo que siento. “Déjame en paz”.......

Me siento ahora más tranquila. Gracias por escuchar a este peñazo, parece como si tú, con ralas palabras, estuvieras bebiendo mis lágrimas...

Voy a salir con una amiga al cine. Te dejo, ¿vale?...

¿Te importa que desde aquí te mande un beso?.

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