A principios del siglo pasado, el filósofo, ensayista y matemático inglés Bertrand Russell escribió el libro “La conquista de la felicidad”, que constituye todo un clásico en su género y que ha tenido numerosas ediciones en todo el mundo. En una de sus páginas encontramos estos párrafos que te ofrecemos a ti, que nos visitas. Te pueden ayudar…
El que no hace nada por distraerse y permite que su preocupación se apodere por completo de sí mismo, no procede bien y se encuentra menos preparado para afrontar las situaciones dolorosas cuando llega el momento de actuar. Parecidas consideraciones pueden hacerse en casos de desgracias irreparables, como la muerte de personas muy queridas. Nada se consigue con abandonarse al dolor en tales ocasiones. El dolor es inevitable y natural, pero debe hacerse todo lo posible para disminuirlo. Es vano sentimentalismo apurar, como algunos hacen, hasta la última gota del infortunio. Claro que un hombre debe afligirse en tales ocasiones, pero debe hacer todo lo posible para libertarse de la fatalidad y distraerse hasta con cosas triviales que no sean perjudiciales ni degradantes. Entre éstas incluyo la embriaguez y los estupefacientes, cuyo propósito es destruir el pensamiento, por lo menos durante un cierto tiempo. No hay que destruir el pensamiento, sino encauzarlo por distintos derroteros. Ello es difícil cuando en la vida nos han interesado pocas cosas y esas cosas están ahora inundadas de tristeza. Para soportar la desgracia, cuando llega, es discreto haber ampliado en las épocas felices el círculo de nuestros intereses para que nuestro cerebro pueda cambiar de emociones y asociaciones que son insoportables.
El declararse vencido por una o por varias desgracias no es una prueba admirable de sensibilidad, sino algo deplorable como un fracaso vital. Todos nuestros afectos están a merced del destino, que en cualquier momento puede acabar con las personas que amamos. Es, pues, necesario que nuestras vidas superen con su intensidad los accidentes del destino.
(Bertrand Russell, en “La conquista de la felicidad”, edit. Espasa Calpe
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