sábado, 5 de diciembre de 2009

Entrevista en HoySolidario

VOLUNTARIO DEL TELÉFONO DE LA ESPERANZA

Hoy Solidario

"Escuchamos en momentos de soledad y angustia desde el respeto"

Miguel Ángel Hernández Rodríguez compagina su trabajo como abogado con su labor solidaria

NOTICIA DE A. MURILLO

"Escuchamos en momentos de soledad y angustia desde el respeto"

Miguel Ángel Hernández es abogado en Badajoz. / HOY

Este joven letrado pacense tiene 36 años y los últimos ocho años de su vida están estrechamente ligados al Teléfono de la Esperanza de Badajoz. Desde 2001 colabora con esta organización que durante cuatro décadas ha ayudadado de manera anónima y persistente a mucha gente.

¿Qué busca la gente que llama al Teléfono de la Esperanza?

Confían en nosotros como aquellas personas que le van a escuchar, y que en esos momento de soledad y angustia les acompañamos desde el respeto y sin prejuzgar su situación.

¿Cómo sintió la necesidad de ayudar en una ONG?

En mi caso fue acompañando a mi pareja, un poco por casualidad, aunque luego me encantó involucrarme cada día mas.

¿Cuál es su función dentro de la organización?

Soy orientador, asesor jurídico, y miembro del equipo directivo.

¿Qué le aporta a nivel personal formar parte de una asociación dedicada a dar apoyo a personas que necesitan una voz amiga?

Me produce una sensación de ser útil, saber que puedo ayudar a otros, y que puedo crecer y madurar como persona.

¿Le resulta difícil sacar tiempo para colaborar en una entidad sin ánimo de lucro?

En muchas ocasiones es complicado compatibilizar los horarios, hay que hacer una programación aproximada, para no fallar a mis compañeros.

¿El mejor momento que ha vivido al otro lado del Teléfono?

Ha habido muchas situaciones alegres, no sabría decir una concreta, en el Teléfono suele haber mucha alegría.

¿Y la más dramática?

Aparte de alguna llamada, la situación más dramática que he vivido fue la repentina muerte de un colaborador Manuel Leopoldo Rufino, que estuvo en el Teléfono desde su fundación y siempre transmitía una alegría y bondad enormes.

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