domingo, 23 de diciembre de 2012

QUÉ BELLO ES VIVIR

COMENTARIO:

Si hay un clásico de la Navidad donde los haya es ¡Qué Bello es Vivir! una película que seguramente casi todos habréis visto,pero no nos cansamos de ver,por el buen regusto que nos queda después de verla,recargando nuestras baterías de positividad y ganas de vivir.Por eso no podía faltar en nuestro Blog,por si queda alguien que aún no la vio o para los que la quieran volver a visionar.Es una auténtica oda a la bondad, a la supremacía de los valores morales positivos en la definición de la condición de una persona.Tal vez nos pueda parecer algo almibarada y sus personajes muy simplistas,pero a veces las cosas buenas y la bondad es más simple de lo que parece.Las cosas sencillas no requieren de grandes heróes,sino de personas anónimas y sencillas que crean en la bondad humana.Coged los kleenex y disponeos a disfrutar,seguro que al acabar la pelicula diréis ¡Qué Bello es vivir!.Si es así habrá valido la pena  visonar esta película.


Dirección: Frank Capra.
País:
USA.
Año: 1946.
Duración: 122 min.
Género: Drama, fantasía.
Interpretación: James Stewart (George Bailey), Donna Reed (Mary Hatch Bailey), Lionel Barrymore (Henry F. Potter), Thomas Mitchell (William Bailey), Henry Travers (Clarence Oddbody), Beulah Bondi (Sra. Bailey), Frank Faylen (Ernie), Ward Bond (Bert), Gloria Grahame (Violeta), H.B. Warner (Sr. Gower).
Guión: Frances Goodrich, Albert Hackett y Frank Capra; basado en una historia de Philip Van Doren Stern.
Producción: Frank Capra.
Música: Dimitri Tiomkin.
Fotografía:
Joseph Walker y Joseph Biroc.
Montaje: William Hornbeck.
Dirección artística: Jack Okey.
Vestuario: Edward Stevenson.
Estreno en USA: 20 Diciembre 1946.

SINOPSIS

Durante la Nochebuena de 1945, abrumado por la repentina desaparición de una importante cantidad de dinero, George Bailey (James Stewart), banquero de la pequeña localidad de Bedford Falls, toma la decisión de suicidarse. En el último momento, Clarence (Henry Travers), un viejo ángel que aún no ha conseguido sus alas, le hace recapacitar sobre el verdadero sentido de la vida.

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