En tiempos de Buda, murió el único hijo de una mujer llamada Kisgotami.
Incapaz de soporta siquiera la idea de no volver a verlo, la mujer dejó el cadáver de su hijo en la cama y durante muchos días lloró y lloró implorando a los dioses que le permitieran morir a su vez.
Como no encontraba consuelo, empezó a correr de una persona a otra en usca de una medicina que le ayudara a seguir viviendo sin su hijo o,
de lo contrario, a morir como él.
Le dijeron que Buda la tenía:
Kisagotami fue a ver a buda, le rindió homenaje y le preguntó:
-¿Puedes preparar una medicina que me sane este dolor o me mate para no sentirlo?
-Conozco esa medicina-contestó Buda-, pero para prepararla necesito ciertos ingredientes.
-¿qué ingredientes?-Preguntó la mujer.
-El más importante es una vaso de vino casero- dijo Buda.
-Ya mismo lo traigo- Dijo Kisagotami. Pero antes de que se marchara,
Buda añadio:
-Necesito que el vino provenga de un hogar donde no haya muerto ningún niño, cónyuge, padre o sirviente.
La mujer asintió y, sin perder tiempo, recorrió el pueblo, casa por
casa, pidiendo el vino. Sin embargo, en cada casa que visitaba le
sucedía lo mismo. Todos estaban dispuestos a regalarle el vino, pero
al preguntar si había muerto alguien, ella encontró que todos los
hombres habían sido visitados por la muerte. En una vivienda había
muerto una hija, en otra un sirviente, en otra un sirviente, en otras
el marido o alguno de los padres.
Kisagotami no pudo hallar un hogar donde no se hubiera experimentado el sufrimiento de la muerte.
Al darse cuenta de que no estaba sola en su dolor, la madres se desprendió del cuerpo sin vida de su hijo y fue a ver a Buda. Se arrodilló frente a él y le dijo:-Gracias... comprendí
Enviado por Javier Fernández--
1 comentario:
Que historia más real.Cuanto duele un hijo. Quien no ha pedido y suplicado que uno pase el dolor que está pasando el hijo, qué padre o madre no quiere morir antes que ver morir a sus hijos. Que todo el dolor del mundo lo tuviéramos los padres antes de ver sufrir a un hijo, pero es cierto, que en todas las casas, de todos los tiempos y de todo el mundo "se cuecen habas" de sufrimiento y de muerte. Hay que tragarse la gallina entera, tocará la pechuga y tambien las patas. Estemos preparados para compartir el dolor de toda la humanidad. Un abrazo para toda la persona que está sufriendo y sus familares. Antonio Floriano
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