sábado, 9 de julio de 2011

Conversaciones con Alejandro Rocamora (II)

Texto publicado en el blog del Teléfono de la Esperanza de Castilla y León.

CONVERSACIONES CON ALEJANDRO ROCAMORA: 2ª PARTE:"SERAFÍN MADRID:UN SOÑADOR CON LOS PIES EN LA TIERRA"


II PARTE: SERAFÍN MADRID VISTO POR EL PSIQUIATRA ALEJANDRO ROCAMORA.
Algunos datos autobiográficos de Serafín Madrid:
Serafín nace en Villar de la Encina, un pueblo de Cuenca, el 29 de julio de 1925. A los 15 años, junto a su madre, tiene que asumir la responsabilidad de tirar para adelante con su familia. A los 20 años ingresa en la Orden de San Juan de Dios.
¿Cuál fue el gran proyecto de su vida?
La ciudad de San Juan de Dios. Y como colofón de esta iniciativa pone en marcha el Teléfono de la esperanza en 1971.
A mí en aquel momento el Teléfono de la Esperanza me parecía un disparate, una idea inaudita, un fracaso, porque nadie iba a llamar. Pues resulta que en ese disparate llevo 40 años y el T.E. sigue creciendo.

¿Qué formación tenía Serafín Madrid?.
Esta es una las cosas que más llama la atención: Serafín ni tan siquiera tenía estudios universitarios, pero tenía una inteligencia natural extraordinaria. Era frecuente verle con un libro las manos o hablar de temas que exigían una gran formación, como la teología de la liberación.
¿Qué es lo que más te llamaba la atención de Serafín?
Era una persona, sobre todo, creativa, intuitiva, imaginativa. Una especie de soñador con los pies en la tierra. Las personas creativas, como Serafín, son las que salen de si mismas y saben dar forma a una idea, a una inspiración o a una fantasía. Se caracterizan por la flexibilidad, la fluidez y la originalidad. Le encantaba la dialéctica, el contraste de ideas y opiniones. Pero por encima de todo era un hombre solidario
¿Qué se decía de él entre los compañeros?
Que era como un palomar con muchas ideas. Pero también hay que reconocer que algunas creaciones le salieron mal y que también fracasó en algunos intentos.
Serafín creaba, pero no necesariamente continuaba con sus creaciones. Frecuentemente eran otros los que lo hacían por él. Si Serafín hoy viviera no sé si estaría en el Teléfono de la Esperanza; a lo mejor estaba embarcado en otra iniciativa, en otro proyecto y dejaría que del T.E. tiraran otros.
¿Qué significó para ti?
Serafín fue importantísimo en mi vida. La señaló para siempre. Siento que me taladró y me formó.
¿Qué te lleva a afirmar eso?
Serafín y mi padre han sido las dos personas que me han valorado de verdad, como persona, como ser humano. Y eso queda ahí para siempre. Cuando es uno muy joven (conocí a Serafín siendo un adolescente) si sientes que alguien importante te valora y cree en ti, esto te hace más fuerte y con más posibilidades de ser feliz.

Se dice que era un hombre atrevido e intrépido....
Sin duda. No le importaba denunciar las injusticias: “esto está mal, decía, y hay que hacerlo de otra manera”. También era un hombre profético: se veía como un altavoz de los que no podían hablar. ¡Y vaya si lo hacía! En prensa, radio, cine, a través de una propia revista que puso en marcha.
¿Ante qué se quedaba en silencio?
Había dos realidades ante las que él se arrodillaba: ante Dios y ante el sufrimiento de los demás.
¿Cómo era su estilo de formación?
El decía: A las personas no hay que darles el pescado, sino enseñarlas a pescar.
¿Un hombre de fe?
Sin duda, pero era una fe que le hacía creer aún más en el hombre. Daba gusto verle armonizar su dimensión social y su convicción religiosa. Lo vivía unido, integrado, en plena conexión.
¿En qué te basas para decir que creía en los demás?
Sobre todo creía en las posibilidades de cambio de las personas, por el gran potencial que encierran, al estilo de la psicología humanista. Y en este proceso de cambio afirmaba la importancia del trabajo en equipo, y cómo los más fuertes pueden y deben ayudar a los más débiles.

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