Texto publicado en el blog del Teléfono de la Esperanza de Castilla y León.
1ª PARTE:"NECESITAMOS MÁS COMUNICACIÓN"
Uno tiene la certeza de estar ante un hombre grande, “un grandón”. Grandón físicamente. Grandón de cabeza y grandón de espíritu, pero con mucho sentido común.
La primera parte de nuestra conversación girará en torno a la persona de Alejandro Rocamora. La segunda estará dedicada a su compañero y amigo, Serafín Madrid. La tercera, la visión de Alejandro Rocamora del Teléfono de la Esperanza.
I PARTE: ALEJANDRO ROCAMORA. PSIQUIATRA Y MIEMBRO FUNDADOR DEL TELÉFONO DE LA ESPERANZA.
1º.- Algunos datos biográficos de Alejandro Rocamora.
Nací en un pueblecito de Toledo (La Pueblanueva) en una familia muy humilde, pero muy honrada, como se decía antaño. Desde que era monaguillo sentí el gusanillo de ayudar a los demás hasta que terminé siendo psiquiatra. No se si esto lo hice para curar a los demás o curarme a mi mismo de mis “neuras”. Pero aquí estoy, “suficientemente sano” (eso creo) después de estar en contacto con la patología más de treinta años.
2º.- ¿Por qué te marcó tanto tu padre? ¿Qué mamaste en la infancia?
Mi padre era una persona sencilla, amigo de sus amigos y gran amigo de la naturaleza y de los animales. Le recuerdo como “un hombre insignificante” pero que supo transmitirme su amor y su valoración hacia mí. Siempre le sentí orgulloso de su hijo no porque fuera buen estudiante, ni buen médico o psiquiatra, sino sobre todo porque…era su hijo.
3º.- ¿Dónde aprendiste fundamentalmente lo que sabes?
En los libros (en mi infancia y adolescencia era un devorador de tebeos) y tras la mesa del despacho de mi consulta. Sentir al otro en su sufrimiento es como aprender a vivir de forma vicaria: curiosamente desde la patología de mis pacientes y sus formas de resolverlas he aprendido a amar la vida. Mi vida.
4º.- ¿Qué enfermedad te costaba y te cuesta más afrontar desde tu consulta de psiquiatra?
Siempre he dicho que yo no me hubiera podido dedicarme a la psiquiatría infantil. El sufrimiento del niño y del adolescente me retuerce el corazón y me bloquea. También hoy me sigo sorprendiendo de los delirios en los más jóvenes, (brotes psicóticos) y de la gran angustia de los enfermos que padecen una enfermedad obsesiva. A ambos los veo indefensos e incomprendidos.
5º.- ¿Qué necesitamos las personas para una buena salud emocional: Prozac o Platón?
Con toda claridad más Platón, es decir, más comunicación, más participación, más filosofía en general. Esto no es óbice, para que las grandes patologías psiquiátricas (esquizofrenia, depresión mayor, trastorno bipolar) se puedan beneficiar de un tratamiento farmacológico, incluso en primera instancia.
6º.- ¿Qué lecciones tienes pendientes de aprender a los sesenta y tantos años?
A ser feliz en cada momento. Suelo decir que la felicidad se consigue una hora después de muerto, pues es un proceso dinámico y progresivo. Siempre debemos estar pendientes de que nuestro “gradiente” de felicidad no se derrumbe, aunque en algún momento pueda disminuir transitoriamente.
7º.- ¿Te emociona? ¿Te desquicia?
Me emociona la vida con mi mujer y mis hijos, los progresos de mis pacientes. Me desquicia, me derrumba el escuchar a una madre contar la muerte de su hijo pequeño, el suicidio, el escuchar mentiras, el ver mucho egoísmo y poca solidaridad.
8º.- Cuéntanos tu sueño más dulce.
A veces “sueño despierto” con que en el mundo no existiera la locura, o mejor, que fuéramos capaces de comunicarnos con los otros de forma tan sana que no existiera el sufrimiento psíquico. Como dijo Yung (eminente psiquiatra): “los manicomios están llenos de gente que no han podido comunicarse con los demás”.
9º.- Para finalizar: ¿cómo te gustaría ser recordado?
Como un hombre que creía en los demás.
jueves, 7 de julio de 2011
Conversaciones con Alejandro Rocamora (I)
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1 comentario:
GRACIAS ALEJANDRO POR LA ENTREVISTA
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