miércoles, 13 de julio de 2011

Conversaciones con Alejandro Rocamora (y III)

 

Foto de Conversaciones con Alejandro Rocamora y 3º CONVERSACIONES CON ALEJANDRO ROCAMORA: Y 3ª PARTE:"LA CRISIS ABRE POSIBILIDADES DE CAMBIO"

III PARTE: ALEJANDRO ROCAMORA Y EL TELEFONO DE LA ESPERANZA
Cambiando de tercio Alejandro, después de tu amplia y esforzada experiencia, ¿cuales son los pilares del servicio que presta el Teléfono de la Esperanza?
La intervención en crisis, la orientación telefónica, la entrevista personal y los grupos de apoyo, que tanto auge están cogiendo en los últimos años.
Tienes una dilatada experiencia en el campo de la psiquiatría y por tus manos en los últimos 30 años has tratado a multitud de pacientes. ¿Qué sucede cuando la persona entra en crisis?
Antes de nada quiero aclarar que yo quería estudiar psicología, pero como en Sevilla, donde estaba, no lo había, el propio Serafín Madrid me animó a estudiar medicina y especializarme en psiquiatría. Contestando a tu pregunta y siguiendo el esquema que ya Kaplan estableció en los años 60: la crisis supone un desequilibrio entre el problema que tiene el sujeto y la falta de recursos par afrontarlo. Ejemplo: se te muere un ser querido y no sabes cómo afrontarlo. A través de la ayuda externa – de un profesional, de un grupo, del propio Teléfono... etc- se busca compensar ese desequilibrio.

¿La crisis puede ser una oportunidad para la persona que la padece?

Por supuesto, durante la crisis la persona tiene más posibilidades de cambio, está más receptiva a cambiar. En muchos cambios es la propia crisis la que anima y estimula a la persona a emprender un rumbo más saludable.
Tú has conocido y conoces a multitud de orientadores del T.E. ¿cuáles son las etapas que suele recorrer un orientador?
La primera, imprescindible, es la idealización. Crees que vas a salvar al mundo entero y te sientes un omnipotente. La segunda es la decepción, al darte cuenta de que no has salvado a nadie y piensas que sería mejor abandonar o acomodarte de una forma triste y opaca. La tercera es una etapa de integración, de aceptación de la realidad tal y cual es. Yo que en un primer momento no creía en el Teléfono de la Esperanza y que además no me gustaba la atención telefónica, después de tantos años sigo ahí. A veces creo que me he detenido en la primera fase y que no salgo de ella. Pero lo patológico no es encontrarse en alguna de las dos primeras fases (idealización o decepción) sino que nos cronifiquemos en algunas de ellas.

¿Qué le dirías a los voluntarios y orientadores del T. De la esperanza?

Que en la relación de ayuda hay que poner emoción, hay que poner corazón, porque lo que sana es la propia relación. El orientador no es, no puede ser una piedra, debe de ser una esponja con capacidad para absorber el sufrimiento del otro y con capacidad para soltarlo.
Volvamos a Serafín Madrid, recuérdanos algunas de las frases de Serafín Madrid que le gustaba repetir.
Recuerdo especialmente dos. La primera: “El hombre, todo hombre, tiene posibilidad de cambio, cuando encuentra, aunque sólo sea a través del hilo telefónico, a una persona capaz de ofrecerle solidaridad y amistad”.
La segunda es más conocida: “Todos los problemas son relativos cuando se pueden compartir con otro ser humano”.

Nos quedamos con las ganas de alargar esta sabrosa conversación. En estos tiempos en que parece que nos encanta hablar mal de los demás – de los políticos, de los vecinos, de los compañeros de trabajo, de los jugadores del equipo contrario, de los extranjeros... – resulta sorprendente y hermoso constatar como Alejandro se ha quedado colgado de Serafín Madrid: “yo creo que tenía la capacidad de planificación de Jesús Madrid, el sentido del humor de Ángel y el don de gentes y de cautivar a los medios de comunicación de Pedro”. Un especie de astro que aún sigue alumbrado e invitando a los demás a que proyectemos nuestra propia luz.

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