sábado, 8 de enero de 2011

BEBIENDO LÁGRIMAS (RELATOS TELEFÓNICOS)

 NOTA: Hacemos constar que el contenido de este relato es pura ficción y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia

2- REHACER  MI  VIDA

Llamo porque estoy muy confundida y busco un consejo acertado. ¿Qué ahí no dan consejos?. Pues vaya, yo creía que... No le entiendo muy bien, ¿me dice que el mejor consejo es el que está dentro de mi sin salir?. Yo soy torpe y algo lenta para resolver las cosas mías, esas piedras que uno lleva en el zapato... ¿Qué eso nos pasa a todos?. Ya...

Verá, quedé viuda hace quince años y los niños - ¡ya no son niños!- , se han independizado y me he quedado yo en el pueblo. Trabajo en una emprresa de servicios de limpieza. Desde hace unos cinco años tengo una relación con un señor del pueblo de al lado. El viene los domingos a verme, jugamos a las cartas, le doy de merendar y después nos acostamos.

Yo cada vez le pido más. El cada vez me da menos. ¡Cómo si fuera un tacaño!. Le he pedido ir a baile, hacer alguna excursión, incluso casarnos... El no quiere oír estas cosas. Me dice que si estoy loca, con lo bien que se está así. No quiere más y me dice que si nos viéramos más de un día a la semana lo nuestro no iba a funcionar. A lo mejor sí, le digo yo.

Últimamente le doy vueltas a la cabeza, sobre todo por la noche, hasta que me quedo dormida y me enredo  con preguntas que parecen que no tienen respuesta. ¿Eres feliz con lo que tienes?. ¿Te basta un día a la semana?. ¿Quieres algo más?. ¿Qué busca de ti? . ¿Algo más que un cuerpo?. La que más me machaca es ésta ¿qué quiero yo?, ¿lo que tengo es lo que deseo?...

Ya sé que usted no tiene la solución, pero su estar ahí, sus insinuaciones, sus otras preguntas..., parece que me van clarificando, porque sabe, me cuesta reconocerlo, pero es así, en el fondo no tengo nada, me siento como una puta – usted perdone esta forma de hablar -  a la que él visita un día a la semana y encima le salgo gratis. Gratis y merendado.

El otro domingo que estaba enferma y que él ya lo sabía, vino más tarde, y sólo quería “eso”. Le dije que no y se marchó dando un portazo.

¿Que qué significa ese desplante?. Voy a decirlo por primera vez: no me ama, me utiliza y así no quiero pasarme el resto de mis días. Le voy a decir que si quiere seguimos como amigos, pero nada más.

Después de hablar un rato me siento como más decidida y más suelta, como si tuviera menos peso. Prefiero estar sola. ¡Qué se vaya a un club si lo que busca es...!.

Me entran ganas de rehacer mi vida. De empezar de nuevo. ¡A mi edad!. Si mis hijos me oyeran se quedarían extrañados. Eso es lo que voy a hacer: rehabilitar mi vida, al mismo tiempo que restauro la casa con los ahorros que tengo en el banco.

¿Oiga?, que gracias. Ya sé que casi todo lo he hablado yo, pero usted ha sido lo que yo necesitaba, como si fuera el espejo de mi baño.

1 comentario:

Antonio dijo...

Me parece un relato maravilloso. Por un lado no se escuha al orientador al otro lado del Teléfono pero se conoce su importante papel por los comentarios de la señora. Una escuha activa que deja hablar al llamante y que a través de pequeñas intervenciones ayuda a que la señora, la autentica protagonista del cuento (y en la vida), llegue a aceptar sus sentimientos, no sin dolor, y se anime a rehacer su vida y ssu casa.
Enhorabuena al autor.