martes, 13 de diciembre de 2011

Muertes envueltas en silencio

Los suicidios se han convertido en la provincia en la principal causa de fallecimientos violentos, no naturales, por delante de los accidentes de tráfico

MIGUEL DOMINGO GARCÍA mgarcia@lavozdigital.es | CÁDIZ

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Personas se han autoinflingido la muerte en lo que llevamos de año en la provincia de Cádiz, a excepción del campo de Gibraltar, según el Instituto de Medicina Legal. Según los últimos dados el INE, en 2009 se registraron 73 fallecimientos.

6,5

suicidios se producen por cada 100.000 personas en la provincia de Cádiz, que se encuentra por debajo de la media española, en torno a 7,6 muertes por cada 100.000 personas según la OMS.

 

En torno al suicidio suele crearse siempre un vórtice de silencio y estupor, tanto entre quienes lo contemplan como entre quienes lo sufren, que acaban creando toda una suerte de mitos, invenciones y rumorología sobre ellos. Aparte, por principio y por responsabilidad, los medios de comunicación siguen la máxima de no cubrir estos 'sucesos', dado que las causas que están detrás de ellos no son relevantes, ni informativas, y se encuentran en el sacrosanto ámbito de la privacidad de quienes lo padecen.

Enfrentarse al asunto es, además, complejo y sobre todo delicado, ante el riesgo y el temor de que cualquier mención pueda desembocar en nuevos casos. Sin embargo, ese mismo silencio -ya sea fruto del estupor o la responsabilidad- puede acabar por hacernos olvidar que este tipo de muertes violentas existen y que además, como ha destacado numerosas veces la Organización Mundial de la Salud, se trata un problema de salud pública que no se debe desatender. No en vano, los suicidios han sustituido en los últimos años a los accidentes de tráfico como la principal causa de muertes violentas. Cabe destacar que este relevo se ha debido más a un descenso importante en los accidentes mortales en las carreteras, que a un aumento espectacular en el número de suicidios consumados.

Desde enero hasta finales del pasado mes de octubre, un total de 56 personas se quitaron la vida en la provincia de Cádiz, a excepción de la comarca del Campo de Gibraltar, según los datos facilitados por el Instituto de Medicina Legal. Resulta por tanto imposible hacer una comparación con años anteriores.

Los últimos datos provinciales se remontan a 2009, recogidos por el Instituto Nacional de Estadística. Entonces el número de defunciones por suicidios fueron 73 en la provincia de Cádiz, donde un año antes, se registraron 117 y en 2007, 68. Aquel año el INE dio por terminada las 'estadísticas de suicidios' en las que también recogía número de tentativas, y se adaptó a los estándares internacionales, según los cuáles se incluían en las estadísticas de defunciones según la causa de muerte.

Factores de riesgo

«Por lo general, hay diez veces más intentos de suicidios que no llegan a consumarse, porque se cogen a tiempo o porque se frustran por alguna razón», explica el psiquiatra gaditano Daniel Huertas-Portocarrero. Y es que cabe recordar que no todos los suicidios acaban en muerte. El resultado también puede ser un rosario de lesiones graves, en ocasiones irreversibles.

«Las estadísticas tampoco son del todo fiables, porque hay casos que se enmascaran y no hay una epidemiología clara», aclara el psicólogo Jerónimo Acosta. Además, la población de riesgo es amplia y depende de numerosos factores: desde causas personales, incluso hereditarias, a otras sociales. «Hay una serie de actores de riesgo, como son los que sufren trastornos mentales los trastornos bipolares o los psicóticos. El alcoholismo pueden ser también un factor de riesgo y un precipitante», explica Acosta. Sin embargo, cabe recordar que no todos los suicidios están relacionados con enfermedades mentales. La depresión o situaciones de gran angustia son factores de alto riesgo.

Las estadísticas sí aclaran que entre los hombres, el porcentaje de suicidios es mayor que entre el de mujeres. Así por ejemplo, de los 73 casos registrados en 2009 por el INE en la provincia de Cádiz, al menos 58 eran varones y solo 15 mujeres. Por edades, a pesar de que los expertos apuntan a que las edades en las que se ha registrado un incremento son los adolescentes y las personas mayores, el mayor número de casos se produjo entre los 30 y los 65 años.

¿Y la crisis económica? ¿Pueden el paro y los problemas que acarrean llevar a alguien a quitarse la vida? «Desde el punto de vista clínico, es un factor más», explica Alejandro Rocamora, psiquiatra del servicio del Teléfono de la Esperanza, que en breve tiene previsto publicar un libro titulado 'Intervención en crisis en las conductas suicidas', en el que explica qué hacer y cómo actuar. Sin embargo, según Rocamora, «uno no se suicida por una causa única. Es verdad que en situaciones de paro puede haber un incremento de muertes, pero no se puede decir que el paro sea la causa». Tampoco «es posible medir qué grado tiene que ver el contexto social», concluye Acosta.

Lo que sí se deben desterrar son algunos mitos y prejuicios, que aún existen en torno a este tipo de muertes. Como pensar que la meteorología puede influir en el número más o menos elevado de casos. «Existen estudios al respecto, pero comparados son contradictorios. No se ha podido poner en evidencia y es difícil extrapolar los datos», explica el psiquiatra gaditano Daniel Huertas-Portocarrero. Uno de esos 'mitos' sitúan a Cádiz como una de las provincias con mayor cantidad de casos. Pero la realidad dice lo contrario. De hecho, con seis casos por cada 100.000 habitantes, la provincia se encuentra por debajo de la media española, donde la ratio es de 7,6 muertes suicidas por cada 100.000 personas, según la OMS, que destaca desde hace años la necesidad de fomentar la prevención.

Prevención

«Una manera de prevención sería dotar o fomentar que los servicios de atención primaria tengan herramientas de detección rápida. O en el ámbito escolar. Algunas ya se están empleando, por ejemplo, en atención primaria, aunque toda mejora siempre es buena», recuerda en este sentido Acosta. La depresión, la desesperanza, los sentimientos de soledad, son algunos signos de alerta. Alejandro Rocamora recuerda que ante cualquier factor de riesgo, «el terapeuta siempre está obligado a preguntar, porque descarga la angustia. Pero se debe hacer sin sancionar, sino acogiendo. Hay todo un proceso». El psiquiatra del Teléfono de la Esperanza explica que un 1,6% de las 114.000 llamadas recibidas a lo largo de 2010 en toda España era de personas que o bien tienen ideas suicidas, o sufrían una crisis. En este sentido, Rocamora recuerda que «el Teléfono de la Esperanza tiene una ventaja: cuando estás mal, llamas». Los expertos consultados insisten en este sentido que, la prevención es posible, y recuerdan que siempre hay una solución y recursos para alcanzarla.

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