MÉRIDA
El 70% de las consultas proceden de mujeres, mientras que un 30% son de hombres y la edad de los usuarios está entre 25 y 55 años
10.04.11 - 00:04 -
VÍCTOR GUERRERO BOTE | MÉRIDA.
PROTAGONISTAS
CARMEN MORALES PSICOPEDAGOGA
«Vemos su caso y le ofrecemos entrar en un tratamiento psicológico gratuito»
JESÚS MARTÍNEZ ALUMNO
«Quiero controlar mi parte afectiva y buscar la autonomía para no sufrir en el día a día»
El Teléfono de la Esperanza atendió en 2010 un total de 2.000 llamadas de personas de Mérida y comarca que necesitaban ayuda o que simplemente deseaban ser escuchadas. Este dato supone un incremento del doble de llamadas telefónicas si lo comparamos con 2008, donde se contabilizaron 1.100. Las cifras también reflejan una pequeña subida de 200 atenciones más con respecto a 2009 (1.800). Los datos ha sido facilitados por la dirección provincial de esta ONG, que se encuentra en Badajoz, y que desde finales de 2008, dispone de una sede en la ciudad para escuchar y atender a las personas que acuden en busca de apoyo.
Para Teófilo Martín, presidente de la ONG Teléfono de la Esperanza en la provincia de Badajoz, la depresión, las relaciones familiares (entre parejas y de padres con hijos), temas financieros, ludopatía, problemas con la bebida y de autoestima son las situaciones más habituales sobre las que los afectados reclaman una ayuda u orientación a esta organización.
Los datos también ponen de manifiesto que la ONG recibe un mayor número de llamadas telefónicas de mujeres (un 70%) que de hombres (un 30%). En el primer caso las escuchas por teléfono proceden de mujeres casadas. Pero si la llamada la realiza algún varón, suele ser un hombre soltero, separado o viudo.
La edad de los usuarios está comprendida entre 25 y 55 años. Los datos confirman que todas las capas sociales padecen estos problemas y que todos los individuos, con independencia de su estatus social, acuden a este tipo de organización.
«El ser humano necesita comunicarse. Si una persona no tiene a su lado a quien expresarle su necesidad busca a alguien, aunque sea un desconocido. Nosotros cumplimos esta función en la sociedad», dice Teófilo Martín.
Una atención que va en aumento si tenemos en cuenta los datos de los tres primeros meses del año, que reflejan que más de 500 personas de Mérida y comarca ya han llamado al Teléfono de la Esperanza en busca de ayuda. Lo que hace suponer, según Teófilo Martín, que a final de año se superará la cifra de las 2.000 llamadas telefónicas recibidas en el año 2010.
El Teléfono de la Esperanza es un servicio de intervención en situaciones de crisis. Sus principios fundamentales son el respeto a las personas, la gratuidad del servicio, el anonimato del individuo atendido y una asistencia permanente (24 horas). El número de teléfono es el 924 22 29 40.
Según su presidente, «este servicio es una especie de termómetro de la sociedad. Analizando las llamadas que recibimos comprobamos cómo va evolucionando la sociedad. Hace unos años había muchas llamadas relacionadas con toxicómanos. Ahora hay más casos de personas con enfermedades psicológicas: depresión, angustia, ansiedad».
Autonomía afectiva
Uno de los principales motivos que provoca una ruptura en las parejas es la dependencia afectiva. Que se da cuando uno de los dos domina al otro. Para realizar una labor de prevención, esta ONG está impartiendo este fin de semana un curso sobre esta enfermedad. La intención es ofrecerle al afectado una serie de recursos para superarla.
Jesús Martínez es uno de los asistentes. Acude a esta charla porque tiene una dependencia que no sabe dominar y que le provoca un trastorno en su vida cotidiana. «Quiero controlar mi parte afectiva y buscar la autonomía para no sufrir en el día a día», explica.
Para ayudarle a él y a las 20 personas que se han inscrito en el curso, cuentan con la ayuda de la psicopedagoga Carmen Morales. Según esta especialista «cuando la gente está en una situación de crisis viene buscando una orientación. Vemos su caso y le ofrecemos entrar en un tratamiento psicológico gratuito».
El centro de Mérida también cuenta con 30 voluntarios que hacen la labor de escucha al otro lado del teléfono. Pablo Galindo colabora con esta ONG. Hace turnos de 12 horas (de 21 a 9) para atender las llamadas telefónicas que se realizan de madrugada. «La gente lo que desea es desahogarse y que alguien le escuche. Yo me siento realizado, porque te das cuenta que la vida no es tan fácil ni tan feliz como la gente aparenta», señala.
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