Unas siete mil personas fueron ayudadas directamente en el Teléfono de la Esperanza de Honduras en el 2011. Casi dos mil llamadas fueron recibidas, de las cuales el 88 % fue de mujeres.
La coordinadora de formación de voluntarios del Teléfono de la Esperanza explicó que el motivo por el cual llama la mayoría es por los problemas relacionados a la pareja y familia, entre ellos: sufrimiento por problemas generacionales entre hijos, pocas habilidades, resolución de conflictos familiares, violencia doméstica e infidelidad lo que al final redunda en problemas psicológicos crónicos como soledad, incomunicación.
Hay muchas personas que llaman luego de perder a un ser querido, o por rupturas de relaciones de pareja, adolescentes sufriendo por el abandono afectivo de sus padres, aumentó significativamente en el 2011.
“También atendemos a muchas personas aquejadas de problemas de depresión e ideas suicidas. La gente es muy incomprendida ante una depresión, los adolescentes y niños no son tomados en cuenta ante sus cambios de estado de ánimo”, agregó.
Luego de que las personas llaman al Teléfono, si necesitan atención se les da una cita con un profesional. En el 2011 se dieron cuatrocientas noventa citas, de las cuales el 61% fueron asignadas al Departamento de Psicología, el 35% a orientación familiar y el 4% a orientación jurídica. Dándose un total de mil ciento cuarenta y dos citas con profesionales.
Según estudios de esta ONG, entre los 30 y los 55 años, cuando la persona está en apariencia en su mejor etapa, es cuando más llama al Teléfono de la Esperanza. Quienes reciben atención de este centro quedan enamorados por el motivo de que aprenden a ver con otros ojos su realidad, “mientras muchos se quedan observando los acontecimientos con ojos llenos de negativismo; nosotros hemos aprendido a ver las dificultades como oportunidades”, explicó la experta.
Ahora que el Teléfono de la Esperanza es más conocido por los sampedranos, la cantidad de participantes en talleres y cursos se duplicó. En el 2010 participaron dos mil cuatrocientas veinticinco personas, el 2011 finalizó con cuatro mil ochocientos cuarenta participantes.
Para este año 2012, entre las metas de esta ONG es ayudar más, por eso pretenden expandirse e implementar nuevos programas de ayuda que permitan el crecimiento y desarrollo de la persona.
El máximo sueño es iniciar la construcción de su propia sede. “Actualmente contamos con un predio donado por el Obispado de San Pedro Sula, en ese predio se levantará el proyecto que, se espera, será el centro piloto de formación de voluntariado. La edificación contará de cuatro etapas y contará con espacios de intervención telefónica de crisis, despachos de atención personalizada, sala de conferencia para cien personas, salones para ofrecer apoyo terapéutico, oficinas administrativas y parqueo”.
Se requiere la solidaridad de los sampedranos para seguir ayudando, desde un edificio exclusivo para mejorar la salud emocional de la personas. “Necesitamos ayuda de los ciudadanos para sostener el proyecto. Queremos crear conciencia y que la población hondureña valore los beneficios sociales que el Teléfono de la Esperanza genera y que nos ayuden a ayudar a otras personas para crear una sociedad más sana emocionalmente. La salud emocional de un país, de una ciudad, no es responsabilidad única de una organización, es responsabilidad de todos”, apuntó.
Expansión
La Ceiba y Choluteca también podrían contar con un Teléfono de la Esperanza, pues es en todo el país que hay personas con sufrimientos, soledad y otras dificultades. Según García, estos pasos dependen de que un buen grupo se organice para crear un centro, “lo importante es saber si hay gente que ayude, apoye y colabore con la iniciativa. Nosotros estamos dispuestos a ayudar como un día los centros de España y Colombia colaboraron con la formación del voluntariado del Centro de SPS, pero serán los pobladores de dichas ciudades los que han de responder”.
Superando el dolor
La experta señala que los que solicitan ayudan sufren la incomunicación y la soledad, aunque estén rodeados de personas. No pueden mostrarse como son, no se sienten escuchados dentro de sus hogares, los problemas por emigración, familias quebradas por los serios problemas económicos que obligan a los padres a marcharse del país en busca de oportunidades; realmente hay tantos problemas como personas.
“Es por ello que con mucha frecuencia, las personas que acuden a nosotros tienen problemas dentro del marco de la familia, con la pareja o con los hijos. El modelo de familia y la sociedad han cambiado y esto empuja a los hogares hondureños a entrar en crisis, los desajustes son muy dolorosos y muchas veces no estamos preparados para enfrentar dichos desajustes y muchos menos creer que es posible encontrar soluciones al final del túnel”
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