Oigo tu voz en la noche.
Sí, en la noche oigo tu voz,
como un relámpago de amor
o una cascada de luz incierta.
¿Es tu voz, verdad, la que oigo en la noche
o es tan sólo un destello de ansiedad?
No sé a quien preguntárselo
que no me susurre con desprecio
o no me hiera con su silencio.
Te lo pregunto a ti,
que en la noche oyes mi voz,
¿por qué es mi voz la que tú oyes en la noche
o es tan sólo un espejo de tu necesidad?
Todo va y viene,
en un circulo lapislázuli de complicidad,
en una noria infinita de querer,
aquella en la que nos sentamos a mirar la eternidad.
No sé si eres tú quien se acerca
o soy yo el que te atrae.
¡Qué más da!.
Lo que importa es que estamos los dos en los dos.
Valentín Turrado M.
Voluntario del TE
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