domingo, 27 de enero de 2013

“LA ALEGRÍA DE VIVIR”

 

EL SENTIDO DE MI VIDA

Es imposible vivir la vida con alegría, si no se sabe para qué se vive. Si nuestra vida carece de sentido, y significado, se va a convertir en la carga más pesada que podamos arrastrar durante nuestra existencia. Si quiero vivir alegre, es esencial que encuentre un sentido a mi vida. El no saber encontrar sentido a la vida, es el más absoluto de los “sinsentidos”, es algo efímero, rastrero y vano.

Esta, es la eterna cuestión, que todo ser se plantea en diversos momentos de su vida. ¿Para qué vivo? ¿Por qué vivo? ¿Qué sentido tiene mi vida? Estas preguntas o similares, nos las hemos planteado todos en alguna ocasión.

Todo esto nos lleva a una conclusión, y, es que el sentido de la vida, no es un descubrimiento nuevo que persiga la persona hoy en día; se trata de un tema tan antiguo, que es coetáneo con la aparición del ser humano sobre la tierra.

El pensamiento predominante del Dr. Víktor Frank en todos sus libros, es la presencia en todo el mundo, de “una sensación de falta de sentido de la propia existencia”, que cada vez arrastra a más personas, lo quieran o no. Hoy día, la persona ha conquistado más bienestar, progreso, y libertad. La persona ha empezado una vertiginosa carrera en pos de conseguir la felicidad, y la ha cifrado en la consecución de mayor cantidad de dinero, posesiones, amor, bienestar, etc., hasta que llega un momento, que se da cuenta que a la consecución de todo esto, todavía ansía ser feliz; y mirando a su alrededor, ve que, de hecho, en el corazón de las personas, hay, hoy día, poca felicidad.

Lo que tanto angustia a la persona hoy en día, es la incertidumbre sobre lo que queda al final de la larga y agitada persecución de la felicidad. Sobre el sentido que puede tener para ella, tanto trabajo y fatigas, todo el prestigio conseguido, y, todos los bienes atesorados.

Actualmente pues, nos hayamos frente a un numeroso grupo de personas, entre las que abundan los jóvenes, cuyo denominador común es la duda, y la inseguridad interna, como principales características de su problemática. Buscan una meta por la que luchar, una idea a la que agarrarse, una tarea que cumplir, ya que se encuentran en un gran vacío existencial. En el fondo, no saben para qué son útiles, se encuentran en el sector de “búsqueda de sentido”, no saben para qué viven.

“Toda crisis tiene una salida”, y nuestra época ha de encontrarla. Nuestra sociedad está inmersa en una crisis existencial, que nos está conduciendo a que cada vez proliferen más, los trastornos psíquicos de todo tipo. Un importante porcentaje de estos trastornos mentales, proceden del “sin sentido” de la vida, en el que se desenvuelven numerosas personas, producto de la vaciedad interior.

En la actualidad, hay una fuerte crisis de proyectos vitales, en lo que a ideales y valores se refiere. La ausencia de motivación, y de ilusión, es el comienzo de la pérdida del sentido de la vida.

 

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LOS VALORES Y EL SENTIDO DE LA VIDA

¿Qué se entiende por sentido de la vida? Lo podríamos definir como la percepción de la trayectoria satisfactoria o insatisfactoria de nuestra vida.

Una de las más interesantes aventuras que se nos presentan en la vida, es encontrarle sentido, pero nos corresponderá a nosotros, encontrarle el sentido individual, para aprovechar al máximo nuestra trayectoria o paso, por este mundo.

La vida de una persona se asienta en su sistema de valores, al igual que un árbol se asienta en sus raíces. Por tanto, es importantísimo ampliar nuestra gama de valores, ya que, no solo nos apoyaremos en ellos cuando vengan los grandes vientos o dificultades de nuestra vida, sino que darán sentido a nuestra existencia.

Se trata de encontrar respuestas particulares a las preguntas ¿De qué se trata la vida?, y, ¿Qué vine a hacer aquí? A cada persona le toca encontrar sus propias respuestas, a cada cual, le toca descubrir su propia verdad. Quien sabe responderlos, encuentra una dirección satisfactoria para su vivir, e incrementa tremendamente su expectativa de felicidad en la realización de sus tareas ordinarias, pues sabe lo que verdaderamente le importa, lo que se toma en serio: ¿qué me importa de verdad? Este es el camino para preguntarme por el sentido de mi vida. Dicho de otro modo: saber cuáles son los valores verdaderamente importantes para mí, es lo que hace posible emprender la tarea de vivirlos y realizarlos. Dicho más crudamente: se es persona, cuando se tiene saber teórico y capacidad práctica para responder a estas preguntas: ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué existo? ¿Qué debo hacer? Encontrar las respuestas, es encontrar el sentido de la vida.

La mayor desesperación en la que puede caer una persona, es no saber para qué vive, experimentar una insatisfacción continua de la propia vida. Puede haber tantos sentidos de la vida, como personas haya, por eso cada uno ha de encontrar el suyo, procurando que sea sólido y constante, y que dé sobre todo, satisfacción y felicidad a cada uno.

Los tres principios en los que se apoya la logoterapia de V. Frank son:

a) La vida tiene sentido en todas las circunstancias, incluso en las más penosas y desastrosas.

b) La persona es dueña de una voluntad de sentido, y se siente frustrada o vacía cuando deja de ejercerla.

c) La persona es libre dentro de sus obvias limitaciones para consumar el sentido de su existencia.

“Lo que en verdad necesitamos, es un cambio radical en nuestra actitud hacia la vida. Tenemos que aprender por nosotros mismos. Y no esperar nada de la vida, sino, ver que le podemos ofrecer nosotros a la vida. Si dedicamos un poco de tiempo a los demás, y no tanto a nosotros, sentiremos que somos más felices con el altruismo que con el hedonismo.

Tenemos que dejar de hacernos preguntas, sobre el significado de la vida, y, en vez de pensar en ello, tratar de simplificar la vida, y gozarla en sí misma, tratando de ser útiles a los demás.

En última instancia, “vivir, significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas que ello plantea, y cumplir las tareas que la vida asigna continuamente a cada individuo”.

LUIS FERRER

Colaborador del TE

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