domingo, 4 de julio de 2010

ENTREVISTA CON LAS PSICÓLOGAS SUSANA ÁLVAREZ-BUYLLA Y CRUZ GONZÁLEZ RUIZ ESPECIALISTAS EN EL TRAUMA Y SUS CONSECUENCIAS

Recientemente estuvieron en la sede del Teléfono de la Esperanza de Badajoz impartiendo el último módulo del Curso Superior de Intervención  en crisis,Susana y Cruz. Causaron una profunda impresión en todos los asistentes,a pesar de tratar un tema tan espinoso como el de las consecuencias traumáticas y el abordaje terapéutico en estas situaciones. Charlamos con ellas,dos chicas jóvenes, y excelentes profesionales de la psicología,que nos hablaron del contenido del módulo y algunas otras cosas relacionadas con él.

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Recientemente habéis impartido en el Teléfono de la Esperanza de Badajoz, dentro del Curso de Intervención en Crisis, un módulo sobre el Trauma y sus consecuencias, así que os preguntaríamos en primer lugar ¿Qué es  un trauma? Y ¿cuáles son esas supuestas consecuencias?

Un trauma es un acontecimiento que supone una amenaza de muerte y/o a la integridad física y/o psíquica de la persona o de sus seres queridos.
Supone la vivencia de una experiencia de carácter “incontable, inenarrable e incomprensible para los demás” y que quiebra una o más asunciones básicas que constituyen los referentes de seguridad del ser humano y, específicamente, las creencias de invulnerabilidad y control sobre la propia vida, de bondad en el ser humano y de confianza en el futuro.
Los efectos son más demoledores cuando el trauma(s) es consecuencia de actos voluntarios de otro ser humano, y, especialmente de seres humanos con los que se mantiene una relación afectiva.

Las consecuencias en un primer momento son la vivencia de quiebra de las defensas de nuestro aparato psíquico y, en ocasiones también de las defensas físicas: ruptura interior con emociones intensas y extremas (dolor, tristeza, rabia, miedo..), experiencia de caos, confusión o bloqueo, sentimientos de vergüenza, culpa, desamparo… y también posibilidad de aparición de sintomatología diversa en el cuerpo (dolores de cabeza, musculares, desregulación del sueño y el alimento, parálisis o temblores, etc.…)

A medida que pasa el tiempo sin una integración/superación del trauma pueden aparecer diferentes patologías (estrés postraumático, depresión, trastornos del sueño y ansiedad...) así como enfermedades físicas.

Si el trauma es crónico (largo tiempo de experiencia traumática) y asociado a una experiencia de horror extremo puede producir DESNOS o trastorno de estrés postraumático complejo (Herman,1992).

Últimamente se habla mucho del Estrés Post-traumático ¿Qué es exactamente?

El trastorno por estrés postraumático es una enfermedad cuyas características aparecen descritas en el DSMIV-R. Los criterios para su diagnóstico son:
A.    Las personas han estado expuestas a un acontecimiento traumático en el que han existido:
1.    La persona ha experimentado, presenciado o le han explicado uno o más acontecimientos caracterizados por muertes o amenazas para su integridad física o la de los demás.
2.    La persona ha respondido con un temor, una desesperanza o un horror intensos. Nota: en los niños estas respuestas pueden expresarse en comportamientos desestructurados o agitados.
B.    El acontecimiento traumático es reexperimentado persistentemente a través de una o más de las siguientes formas:
1.    Recuerdos recurrentes e intrusos del acontecimiento (imágenes, pensamientos o percepciones) y que producen malestar.
2.    Sueños de carácter recurrente sobre el acontecimiento y que produce malestar.
3.    El individuo actúa o tiene la sensación de que el acontecimiento traumático está ocurriendo (se incluye la sensación de estar reviviendo la experiencia, ilusiones, alucinaciones y episodios disociativos de flash-back).
4.    Malestar psicológico intenso al exponerse a estímulos internos y externos que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático.
5.    Respuestas fisiológicas al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático.
C.    Evitación persistente de estímulos asociados al trauma y embotamiento de la reactividad general del individuo (ausente antes del trauma), tal y como indican tres o más de los siguientes síntomas:
1.    Esfuerzos para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre el suceso traumático.
2.    Esfuerzos para evitar actividades, lugares o personas que motivan recuerdos del trauma.
3.    Incapacidad para recordar un aspecto importante del trauma.
4.    Reducción acusada del interés o la participación en actividades significativas.
5.    Sensación de desapego o enajenación frente a los demás
6.    Restricción de la vida afectiva (p. ej., incapacidad para tener sentimientos de amor)
7.    Sensación de un futuro desolador (p.ej., no espera obtener un empleo, casarse, formar una familia o, en definitiva, llevar una vida normal).
D.    Síntomas persistentes de aumento de la activación (arousal) ausente antes del trauma, tal y como indican dos o más de los siguientes síntomas:
1.    Dificultades para conciliar o mantener el sueño
2.    Irritabilidad o ataques de ira
3.    Dificultades para concentrarse
4.    Hipervigilancia
5.    respuestas exageradas de sobresalto.
E.    Estas alteraciones (criterios B,C y D) se prolongan durante más de un mes.
F.    Estas alteraciones provocan malestar clínico significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.

Puede ser agudo (los síntomas duran menos de tres meses), crónico (duran más de tres meses) o de inicio demorado (entre el trauma y la aparición de los síntomas han transcurrido por lo menos 6 meses).

En la anterior pregunta hemos comentado otro tipo de estrés postraumático llamado DESNOS o complejo. Su definición fue aportada por Herman y actualmente está en estudio para su inclusión en el DSMV.
Es muy interesante pues describe las consecuencias de la vivencia de violencia de forma crónica produciendo un daño más estructural sobre la persona y una sintomatología variada y muy invalidante y son:
-    Alteraciones en la regulación del afecto y de los impulsos
-    Alteraciones en la atención o en la conciencia
-    Somatizaciones
-    Alteraciones en la percepción de sí mismo.
-    Alteraciones en la percepción del perpetrador.
-    Alteraciones en la relación con los demás.
-    Alteraciones en el sistema de significados de la vida.

¿Qué pautas sencillas daríais  a un voluntario del Teléfono de la Esperanza a la hora de enfrentarse a una persona con estrés post-traumático?

El primer paso a construir es crear un espacio de control y confianza con la persona que pide ayuda. Parece fácil pero con este tipo de daños en la persona es ya el gran objetivo de una intervención puntual.
Control para que la persona dañada pueda sentir que puede controlar algo de su vida. Es importante que sepa de cuanto tiempo dispone, si puede volver a llamar si lo necesita, si vamos a atenderle nosotros u otros.

Además debe ir recobrando el control sobre su cuerpo y espacio. Para ello es importante que pueda poner nombre a los síntomas que presenta y que pueda entender que son una consecuencia lógica a la experiencia ilógica del trauma (sobre todo del producido por el ser humano). Por eso es importante que el voluntario/a conozca la sintomatología y las consecuencias de la vivencia de violencia en las relaciones afectivas específicamente y lo pueda explicar a la persona. Entender y comprenderse produce conocimiento y serenidad. Y a la vez confrontar la idea de “estoy loca o sólo me pasa a mi, siento mucha vergüenza”.

Es imprescindible verificar también si la persona está securizada. Es decir, si su entorno es ahora seguro. Si no lo es, deberemos hacérselo ver e informarla de pautas de seguridad (desde denunciar, salir del lugar, tener un plan de emergencia preparado, conocer los teléfonos de emergencia…).

Creado el vínculo que produce confianza y control se podría entrar en otra etapa de abordaje de las situaciones traumáticas. Para ello es necesario la intervención terapéutica individual o grupal que podremos ofrecer o bien en nuestro centro si lo hay o en centros públicos.

Estamos en un Curso de Intervención en Crisis ¿Qué diferencias o semejanzas, si existen, se dan entre un trauma y una crisis ¿son cosas distintas?

Son dos términos con aspectos comunes pero con claras diferencias.

En lo común tanto la crisis como el trauma suponen vivencias de malestar, desequilibrio, cambio de esquemas/elecciones/vida, oportunidad también de crecer y desarrollar aspectos personales/vinculares  nuevos.

Pero lo diferente es que una experiencia traumática supone una vivencia de muerte psíquica o física de la persona o de los seres queridos que rompe nuestras defensas psíquicas o físicas. Hay una ruptura de la línea de continuidad vital de manera que la persona siente que es distinta a la anterior persona que no había experimentado el trauma. Las posibles consecuencias en el psiquismo y en el cuerpo si no se supera e incorpora el trauma pueden producir mucho deterioro personal, laboral, vincular y social.

Todas las personas a lo largo de la vida hemos de vivir numerosas crisis: unas evolutivas, otras laborales, otras sociales… Sin embargo no todas las personas tienen vivencias traumáticas (especialmente las infligidas por el ser humano en relaciones afectivas que, como ya hemos dicho antes, tienen un carácter demoledor).

Y por último os quisiera preguntar por una palabra que está hoy muy de moda, la  resiliencia, ¿qué es exactamente? ¿Es útil la resiliencia a la hora de enfrentarnos a una situación traumática? Y si es así ¿cómo podemos aumentar nuestro grado de resiliencia?

Esta de moda el concepto actual de resiliencia pero su realidad es antigua, en los años 70 se investigaba sobre “los niños considerados de alto riesgo”, para observar su desarrollo y evitar que surgieran patologías. Se introdujo el concepto de vulnerabilidad, entendiendo que no todos los individuos son iguales ante el riesgo, son vulnerables en distinto grado. Pero a partir del concepto de vulnerabilidad surgió el concepto de invulnerabilidad. Algunos niños no desarrollaban trastornos o patologías que se esperaban, presentaban unas capacidades y recursos personales que les hacía invulnerables a las adversidades. Se abandonó el modelo de vulnerabilidad y surgió un nuevo modelo, el de la resiliencia y los factores de protección.
Hay muchas definiciones de resiliencia:
-    Una capacidad universal que permite a una persona, un grupo o una comunidad impedir, disminuir o superar los efectos nocivos de la adversidad.
-    Conlleva un aspecto dinámico que implica que el individuo traumatizado se sobrepone, se desarrolla tras una pausa y se reconstruye.
-    Desarrollarse de forma positiva  de la experiencia de un ambiente adverso.
-    La resiliencia no la puede construir uno solo sino que se construye en la interacción con el entorno y con el medio social
(Manciaux, Michel: La resiliencia: resistir  y rehacerse)

Para enfrentarse a una situación traumática la resiliencia es un elemento fundamental porque permitirá que bajo ese modelo de vida la persona traumatizada pueda integrar el trauma en su pasado y desarrollar fortalezas y capacidades internas, pero sin olvidar como señalamos en las definiciones que  no solo depende del individuo tener actitudes resilientes sino que necesita tener alguien al lado que le sostenga y le reconozca para poder desarrollar un modo de vivir resiliente.

      Para favorecer la resiliencia es importante tener en cuenta varios elementos, como son la dinámica familiar (familias resiliente), el apoyo de la comunidad adulta, la eficacia del colegio, la influencia de los iguales, la elaboración de valores y pericia social, que  ayudan a un desarrollo sano.

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