Cuando mi hijo tenía 11 años le llevé a un famoso psiquiatra, ya había sido visto por algunos especialistas y no veía adelantos. Ese psiquiatra me preguntó: ¿Qué quiere para su hijo? Le dije: que sea feliz. Me parecio que disimulaba su perplejidad ante mi respuesta, pero no le di mayor importancia. Seis años después me asignaron este psiquiatra para la realización de mis prácticas como estudiante que era de Psicología. Pasé con él 3 meses aprendiendo mucho. No sabré nunca si me recordaba como madre de un paciente, pero en una ocasión durante eso meses comento como de pasada que realmente hay pocas madres que desean la felicidad para sus hijos... Continuo deseandolo...
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Cuando mi hijo tenía 11 años le llevé a un famoso psiquiatra, ya había sido visto por algunos especialistas y no veía adelantos. Ese psiquiatra me preguntó: ¿Qué quiere para su hijo? Le dije: que sea feliz. Me parecio que disimulaba su perplejidad ante mi respuesta, pero no le di mayor importancia. Seis años después me asignaron este psiquiatra para la realización de mis prácticas como estudiante que era de Psicología. Pasé con él 3 meses aprendiendo mucho. No sabré nunca si me recordaba como madre de un paciente, pero en una ocasión durante eso meses comento como de pasada que realmente hay pocas madres que desean la felicidad para sus hijos... Continuo deseandolo...
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