miércoles, 11 de marzo de 2009

EL VERDADERO VALOR DEL ANILLO

Un joven acudió a un sabio en busca de ayuda:
- Vengo,maestro,porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada.Me dicen que no sirvo,que no hago nada bien,que soy torpe y bastante tonto.¿Cómo puedo mejorar?¿Qué puedo hacer para que me valoren más?.
El maestro,sin mirarlo,le dijo:
-Cuánto lo siento muchacho,no puedo ayudarte,debo resolver primero mi propio problema.Quizás después...-y haciendo una pausa agregó-Si quisieras ayudarme tú a mí,yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
-E...encantado,maestro-titubeó el joven,pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
-Bien-asintió el maestro.Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho,agregó-toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado.Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda.Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible,pero no aceptes menos de una moneda de oro.Vete lo antes posible y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió.
Apenas llegó,empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes.Estos lo miraban con algún interés,hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo.
Cuando el joven mencionaba la moneda de oro,algunos reían,otros le volvían la cara y sólo un viejecito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.En afán de ayudar,alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre,pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro,y rechazó la oferta.Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado-más de cien personas-y abatido por su fracaso,montó su caballo y regresó.
Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro.Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.
Entró en la habitación.
-Maestro-dijo-lo siento,no es posible conseguir lo que me pediste.Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata,pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
-Qué importante es lo que dijiste,joven amigo-contestó sonriente el maestro-.Debemos saber primero el verdadero valor del anillo.Vuelve a montar y vete al joyero.¿Quién mejor que él,para saberlo?Dile que quisieras vender el anillo y pregúntales cuánto te da por él.Pero no importa lo que ofrezca,no se lo vendas.Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil,lo miró con su lupa,lo pesó y luego le dijo:
-Dile al maestro,muchacho,que si lo quiere vender ya,no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
-¡58 monedas!,exclamó el joven.
- Sí-replicó el joyero-.Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas,pero no sé....Si la venta es urgente...
El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
-Siéntate-djo el maestro después de escucharlo-.Tú eres como este anillo:una joya,valiosa y única.Y,como tal,sólo puede evaluarte,verdaderamente,un experto.¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?Y,diciendo ésto,volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.
Sinceramente el maestro tiene bastante razón,nos pasamos media vida tratando de agradar a otras personas,haciendo cosas para que el resto del mundo nos valore más y casi siempre olvidamos lo que realmente somos y lo que de verdad valemos.Creemos que porque fulanito diga de nosotros que no somos gran cosa,entonces es porque no somos gran cosa,y olvidamos que la única persona que sabe al 100% lo que valemos somos nosotros mismos.No lo olvides:sé amigo de tí mismo.

2 comentarios:

Julia dijo...

Qué dificil es reconocer esto. Tener la humildad de reconocer que nuestra autoestima demasiadas veces depende de los demás. Solemos decir, "a mi que me importa lo que diga la gente". Pero no suele ser verdad. Solo podemos curarnos cuando digamos en voz alta (es decir nos lo creamos, seamos conscientes, "nos demos cuenta") que si me efecta lo que piensen los otros y ahora contestemos ¿por qué? Y empieza un nuevo camino... Por eso escribo esto, es un primer paso ¿no?

teo dijo...

Reconocer algo es el primer paso para solucionarlo.Pero no olvides que se hace camino al andar,como decía el poeta y con un primer paso no hacemos camino.Adelante y un fuerte abrazo(no entiendo lo que me dices en tu otro correo sobre la felicidad,por eso no te contesto nada.Perdona,debo estar hoy muy espeso)