lunes, 11 de febrero de 2013

CÓMO DIGERIR LAS UVAS DE LA IRA

            La ira es una bestia que nos inspira a sacar lo peor de nosotros. En vez de crear, destruye todo a su paso, sin importarle las consecuencias. Es peor que un ciclón, ya que éste, por lo menos tiene un centro donde brilla el sol y cantan las aves.

La ira mueve un tipo de energía muy negativa, que hace daño en primer lugar,a quien la siente. Con ese currículum, ¿qué persona inteligente la quiere experimentar?
Me dirá: "Si a usted le hacen lo que a mi me hicieron, apuesto a que reacciona con ira, como yo. Probablemente si, ¡pero no la vamos a canalizar igual!

cielo
Los maestros nos han enseñado que al mundo se le acciona, no se le reacciona. Y que la ira produce una gran cantidad de energía mala; pero al fin y al cabo, energía. Recuerde que la energía no se puede destruir, sólo transformar; entonces, convierta su ira en trabajo, en dicha, en ideas. Pinte, baile, cante, escriba poesías, cocine; saque a pasear al perro del vecino, lave el automóvil, arregle el trastero, ponga el arbolito de Navidad desde ahora; pero no explote lleno de ira, haciendo daño a quienes le rodean, que muchas veces son las personas que más ama.
Dicen los que saben que si usted voltea un cubo con agua, la podrá recoger, pero siempre quedará humedad. Los resentimientos que va acumulando a lo largo de su vida, con el tiempo, pasarán factura.
La naturaleza es muy sabia, destruye al iracundo, porque representa un peligro para los demás. Cada episodio de ira, hace que usted segregue neuroquímicos, algunos extremadamente dañinos, que le van minando la salud, poco a poco. Por eso, el primer perjudicado será el iracundo, que casi siempre agrede porque posee una autoestima muy baja.
¿Cuántas veces al día se contraría usted? Se lo llevaré a la conciencia: con el tránsito, con la bulla del vecino, con los corruptos, con la contaminación, con la familia, con usted mismo, etc.
En una ocasión, presencié este diálogo entre maestro y discípulo:
-Me han hecho un gran daño, maestro, ¿usted me aconsejaría que perdone eso?
-No, no lo perdone
Sorprendida, la persona quiso profundizar más esta respuesta
-¿Cómo que no perdone? ¡Todos aconsejan perdonar!
-El que perdona es porque ha juzgado, nunca juzgue, no nos toca a nosotros juzgar. Déjele eso al Ser Supremo, quien tampoco lo hace
-¿Y entonces?
-Si yo suelto una manzana, ¿qué pasa?
-Cae a tierra
-Es una ley física. "El que la hace, la paga", es otra ley. No hay que vigilar que se cumplan las leyes del universo. Si lo quiere bien simple: Dios puso sus leyes a funcionar y se fue a ocuparse de otras cosas. Si le dice a un niño: "No metas el dedito en ese enchufe eléctrico" y él no le obedece, recibirá una descarga. No hay que castigarlo por desobediente, rompió la ley y recibió su merecido. Regañarlo sería castigarlo dos veces. Lo mismo ocurre con las leyes de la Naturaleza, usted las rompe, usted se atiene a las consecuencias. Muchas veces el efecto es inmediato, otras veces tarda, pero nunca falla. El día que esto falle, colapsa el universo.
-¿Qué me aconseja que haga, entonces?
-Lo que yo haría sería olvidarme de eso, pertenece a su pasado. Dedique su esfuerzo al presente.
-Además, nada duele tanto como la indiferencia-comentó la persona, pensando todavía en vengarse.
-Ya veo que no ha aprendido lo suficiente. ¡Vaya a pelar patatas a la cocina, que necesitan ayuda!
Observen la respuesta, canalice su energía en algo productivo, hágase útil!
Hay muchas formas de ira, hasta existe una que es necesaria, la que nos ayuda a corregir a nuestros niños. Un maestro la llama "ira espiritual". El dice que es como un lago, que en la superficie tiene grandes olas, pero que en su profundidad reina una gran tranquilidad. Los que son padres o maestros saben de lo que estoy hablando.
Las personas confunden a la ira con el odio y por eso piensan que en el juego de los opuestos, a ella se le opone el amor. Que nunca se le olvide, que el amor siempre es incondicional. ¡Al amor no se le opone nada!
Práctica:
1) RESPIRE VARIAS VECES, inhale y lleve el aire a su abdomen, despacio, exhale por la nariz...boca cerrada con mandibula relajada (dientes separados), labios cerrados sin apretar...unas cinco veces hasta que el cuerpo se calme, los neurotransmisores y hormonas vuvelvan a estabilizarse, el cuerpo a retomar su homeostasis...

2) Pregúntese: ¿Dentro de cinco años, esto me va a provocar la misma rabia que siento ahora? Si la respuesta es no, ¡olvídese de eso! Gaste toda esa energía en ser feliz.

              COLECTIVO DE ALFABETIZACIÓN EMOCIONAL "EL DIVÁN SOLIDARIO" DEL TE DE BADAJOZ

No hay comentarios: