jueves, 29 de mayo de 2014
miércoles, 28 de mayo de 2014
PSICOLOGIA POSITIVA
Tras mucho tiempo dedicado a estudiar los aspectos
patológicos del ser humano, la ciencia psicológica ha comenzado a
centrarse también en lo positivo. Un viaje apasionante que nos llevará
a un conocimiento más profundo del ser humano y al redescubrimiento
de sus fortalezas.
El estudio del bienestar y la felicidad fue, hasta
finales del siglo XX, un lujo prohibitivo dentro del mundo
científico. No sin cierta lógica, durante mucho tiempo se pensó que
la ciencia psicológica debía centrarse en solucionar males como la
depresión, las fobias, o los problemas sexuales. Como un efecto
secundario de esta hiper-focalización en el ser humano con problemas,
se fue generando una concepción esencialmente patológica del mismo:
Salvo contadas excepciones todas las personas parecían estar llenas de
conflictos inconscientes, de déficit de habilidades, de tendencias
perversas más o menos reprimidas... etc.
Sin embargo, durante mucho tiempo nadie se
percató de que estas partes oscuras –la sombra lo llamaban algunos-
eran en la mayoría de las ocasiones una parte pequeña en comparación
con los aspectos positivos que también estaban presentes aunque en un
segundo plano. Los psicólogos y psiquiatras habían sido entrenados
sólo para ver lo negativo y lo disfuncional, y en consecuencia,
muchos eran absolutamente incapaces de ver ningún aspecto positivo en
las personas a las que trataban. Ahora, por suerte, las cosas han
empezado a cambiar. Ahora empezamos a ser conscientes de que la
mayoría de hombres y mujeres, aún con aspectos siempre mejorables, de
lo que estamos realmente llenos es de potencialidades positivas. En
resumen, el primero que debía haberse tratado de pesimismo
patológico... ¡era el profesional y no el paciente!
El psicoanálisis, aunque en su momento aportó una visión
muy novedosa de algunos procesos mentales, ha sido probablemente
también muy responsable de este negativismo en la concepción del ser
humano. El lenguaje escalofriante con el que a menudo se describían
los problemas de la gran mayoría de los pacientes es una prueba de
ello: pulsiones orales y anales, deseo de matar al padre, miedo a la
castración, deseos narcisistas,... Como se puede ver, no son más que
exhibiciones gratuitas de lenguaje siniestro que por desgracia
empañaron las, en ocasiones, geniales intuiciones de Sigmund Freud.
Desde entonces la tarea ha sido, entre otras muchas, desandar el
camino andado y construir un lenguaje que sea más ecuánime y más
justo con el ser humano. Recogiendo la inestimable influencia de los
psicólogos humanistas de mitad del siglo XX –Carl Rogers y Abraham
Maslow fundamentalmente–, cada vez es más habitual que los psicólogos
hablemos de fortalezas, de bienestar, de desarrollo, de
satisfacción, de resiliencia o de salud. Curiosamente, este movimiento
de distanciamiento de lo negativo también se ha venido produciendo en
el ámbito de la medicina la cual está ahora mucho más volcada en
conceptos como la calidad de vida,
Dentro del ámbito de la psicología en los últimos años
se ha constituido una corriente especializada en este tipo de
aproximación al ser humano llamada Psicología Positiva, encabezada en
Estados Unidos por Martin Seligman de la Universidad de Pennsylvania.
En parte como consecuencia de este movimiento, en las universidades
se está haciendo la aplicación de la ciencia para explorar cuáles son
los rasgos que hacen que unas personas estén más satisfechas con su
vida que otras, o los factores que permiten que una persona pueda
superar de una forma sana una pérdida o una situación traumática. Una
de las iniciativas de este profesor en colaboración con la
Universidad Complutense de Madrid es la página www.psicologiapositiva.org
en donde se ofrece información sobre este movimiento, y una amplia
variedad de test para realizar de forma gratuita que además ofrece los
resultados comentados de forma instantánea.
En cuanto a la investigación desarrollada, una de las
aplicaciones más interesantes de la psicología positiva es que
empezamos a conocer algunos factores que nos indican de forma
tentativa algunas vías hacia la felicidad. Por ejemplo, sabemos que
los aspectos interpersonales juegan un papel fundamental; de hecho,
en la mayoría de estudios aparece como el predictor más importante
del bienestar. Parece, por tanto, que invertir tiempo y esfuerzo en
construir una red de relaciones sanas y con un alto grado de
intimidad y confianza es una de las vías más seguras hacia el
bienestar.
Por otra parte, la actitud en nuestra vida cotidiana
puede ser otro factor muy destacable. Por ejemplo, el optimismo se ha
revelado como un factor importante tanto para el bienestar mental
como incluso para la salud física. Una actitud abierta a las pequeñas
gratificaciones cotidianas también parece tener influencia en la
sensación de bienestar global a largo plazo. Por otra parte, trabajar
para aumentar nuestras experiencias de concentración y absorción en
la tarea que tenemos delante (“flow”), como la búsqueda de un mayor
sentido vital en nuestras vidas son también fuentes importantes de
satisfacción.
En resumen, la ciencia psicológica cada vez se está
centrando más en investigar las fuentes del bienestar y la
satisfacción, y en devolvernos una imagen más equilibrada del ser
humano a nivel psicológico reflejando no sólo las debilidades sino
también las FORTALEZAS Esperemos que los frutos de estos esfuerzos de
investigación sean aprovechados para que de alguna forma puedan
favorecer la construcción de una sociedad mejor, más positiva y más
sana.
Por: Gonzalo Hervás Torres
Universidad Complutense de Madrid
http://www.psicologia-online.com/autoayuda/terapias/positiva.shtml
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