Una tarde la gente vio a Rabiya buscando algo en la calle frente a su choza.Todos se acercaron a la pobre anciana.
- ¿Qué pasa? - preguntaron - ¿Qué estás buscando?
- Perdí mi aguja - dijo ella.
Y todos la ayudaron a buscarla.
Pero alguien le dijo:
- Rabiya,la calle es larga,pronto no habrá más luz.Una aguja es algo muy pequeño,¿por qué no nos dices exactamente dónde se te cayó?
-Dentro de mi casa - respondió ella.
-¿Te has vuelto loca? -gritó la gente -.Si la aguja se te cayó dentro de tu casa,¿por qué la buscas aquí afuera?.
-Porque aquí hay luz y dentro de la casa no hay.
-Pero aún habiendo luz,¿cómo podemos encontrar la aguja si no es aquí donde la has perdido? Lo correcto sería llevar una lámpara a la casa y buscarla allí.
Y Rabiya se rió.
-¡Sois tan inteligentes para las cosas pequeñas! ¿Cuándo vais a utilizar esta inteligencia para vuestra propia vida interior? En el tiempo que os conozco os he visto siempre infelices,intentando cubrir vuestra infelicidad con cosas exteriores,buscando afuera lo que sé,por mi propia experiencia,que se encuentra dentro de vosotros mismos.Usad vuestra inteligencia.¿Por qué buscáis la felicidad en el mundo exterior?¿Acaso la habéis perdido allí?
Se quedaron sin palabras y Rabiya desapareció dentro de su casa.
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EL ABAD Y LOS CIERVOS
Se armó una vez un pequeño escándalo en el monasterio Zen cuando uno de los monjes encontró a su maestro,el abad,tirando piedras a unos ciervos que se habían acercado al recinto.
El monje se sintió demasiado avergonzado para decir nada a su maestro de modo que se retiró en silencio.
Más adelante,le incomodaba tanto lo que había visto que no pudo evitar mencionarlo a sus compañeros quienes se mostraron todos escandalizados por el comportamiento del abad.¿Acaso no es la esencia del budismo el tener una actitud de amabilidad amorosa hacia todos los seres vivos?¿Cómo podía un maestro zen actuar así y seguir siendo maestro zen?
Al final,después de varios días,uno de ellos se armó de suficiente valor para pedirle explicaciones al maestro.
El maestro le replicó: "Ya he visto a esos ciervos por aquí varias veces recientemente y me preocupaba la posibilidad de que adquiriesen la costumbre de pasar tiempo por aquí donde los cazadores los encontrarán y los matarán con toda seguridad.Así que les eché unas piedras para ahuyentarlos"
A veces damos bastante crédito a las habladurías sin saber exactamente el porqué del comportamiento de cada cual.Vive tu vida y cada uno la suya.Un abrazo amigos blogueros y kuenteros.
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